Edward Theodore Gein fue uno de los asesinos en serie más brutales de los Estados Unidos. Únicamente se probaron dos asesinatos cometidos por él , los de Mary Hogan y Bernice Worden, pero su tremenda y estremecedora historia fue su cruel afición a conservar cadáveres, tanto los de sus víctimas como los que desenterraba, y fabricar con ellos mobiliario y ropa.
Se generó un gran impacto alrededor del descubrimiento de sus crímenes, en esa época la gente no estaba preparada para ver tales atrocidades.
Los agentes de policía que investigaban la desaparición el 16 de noviembre de 1957 de Bernice Worden, dependienta de la ferretería de Plainfield, Wisconsin, sospecharon que Ed Gein estaba envuelto en el caso. Cuando entraron en su casa, encontraron el cuerpo de Worden colgado de los tobillos, decapitado y abierto por el torso.
También encontraron cabezas humanas en el dormitorio, piel usada para hacer pantallas de lámparas y asientos, calaveras convertidas en platos de sopa, un corazón humano en una sartén, un collar de labios humanos, un chaleco hecho de vagina y pechos, y muchos más objetos hechos de partes de cuerpos humanos incluido un cráneo que servía de cenicero. Como mente enferma, el asesino hasta mantenía relaciones sexuales con los cadáveres.
Su terrorífica creación más llamativa fue el vestuario completo fabricado con piel humana, incluyendo pantalones, un torso con pechos, y varias máscaras.
Al ser interrogado, Ed admitió que abría las tumbas de mujeres recientemente fallecidas y robaba los cuerpos, llevándolos con su furgoneta a su casa donde curtía las pieles para hacer sus macabras posesiones. También admitió haber asesinado a Mary Hogan, una camarera desaparecida desde 1954. Nunca fue probado ni admitido por él que cometiera canibalismo, y también negó haber practicado sexo con los cadáveres, aduciendo que “olían muy mal”.
Fue declarado enfermo mental y pasó el resto de sus días en una institución psiquiátrica donde destacó por su buena conducta y falleció por causas naturales.
Se cree que su posesiva madre Augusta, una fanática religiosa que se esforzaba por impedir cualquier influencia ajena a la suya propia sobre sus dos hijos, fue en parte lo que causó su trastorno mental. Augusta fue el último miembro de la familia cercana de Ed en morir en 1945, y éste tapió por algún motivo su habitación.
Del cementerio Plainfield extrajo nueve cadáveres.
Mientras Ed Gein se encontraba detenido, su casa ardió por los cuatro costados, seguramente por un incendio provocado. Su furgoneta se llegó a subastar y quien la compró hizo buen negocio con ella por varias ciudades, cobrando un buen tributo por ver su interior lleno de sangre y restos humanos.
Gein murió en el verano de 1984 a la edad de 77 años.
http://elbauldejosete.wordpress.com/2008/05/05/ed-gein-el-ultrajador-de-tumbas/