Muy cerca, al oeste de las costas de Tillamook en Oregón, se levanta una roca en forma de monstruo marino, en donde según los lugareños, las grandes tormentas del Océano Pacífico, mueren aquí.
En un lugar donde los escarpados acantilados, entre 50 y 70 metros caen directamente al mar, se produjo, una lucha entre la voluntad y la determinación del espíritu humano, y las grandes fuerzas de la naturaleza.
La historia del “terrible Tilly”, como se le conocía por su ubicación, se inició en 1879. Se pensó en construir un faro que se alzara unos 300 metros sobre el mar, sin embargo a pesar de su elevada altitud la parte superior era cubierta frecuentemente por las espesas nieblas reinantes, no ofrecían una alternativa aceptable.
A pesar de las dudas reinantes, un ingeniero decidió que la roca podía ser conquistada. En un primer intento el ingeniero Juan R. Trewavas y su ayudante Cerezo, intentaron la hazaña, pero Trewavas resbaló y fue arrastrado por la furia de las aguas. A pesar de su dificultosa búsqueda jamás fue encontrado.
El 21 de Octubre de 1879, dada la mediana tranquilidad reinante, se decidió dar el asalto. Utilizando unos “calzones boya“, lograron 4 trabajadores capear las embestidas de las temibles olas de Tillamook y llegar por fin a la roca. Tras su llegada, su misión fue acondicionar la zona para que cinco días después llegara el resto de trabajadores.
Las primeras semanas de construcción fueron muy duras, los trabajadores se encontraban completamente expuestos a todos los factores climatológicos que ofrecía la zona. Ni un mínimo de vivienda donde poder refugiarse ni tan siquiera durante la noche.
Hecho que se agravó, cuando un 2 de Enero, el mar ofreció su peor cara, las olas superaban varios metros la roca, parte de la construcción fue destrozada, los trabajadores, agrupados en un refugió en la zona más segura, mojados, hambrientos, y irremediablemente sin ningún lugar a donde poder ir, se aferraron a la vida. 16 días después fueron rescatados en unas condiciones extremas.
A pesar de todas las adversidades y después de 525 días de sufrido trabajo, el Faro de Tillamook se encendió por primera vez el 21 de Enero de 1881, fue reconocido como un triunfo de la ingeniería por la ubicación y por la difícil tarea de su más fiel guardián el terrible Telly, que hizo gran honor a su nombre.
Un guardián fue asignado en la roca, que pasó dos meses y tres semanas. Posteriormente se aumentó el número a 4, asimismo se redujo el tiempo a 40 días, dadas las extremas condiciones de inhabitabilidad. Se pretendía garantizar la estabilidad física y mental de los guardianes durante su larga y solitaria permanencia. Así se rigió durante el resto de su existencia.
Pero el 21 de Octubre de 1934, todo el Noroeste del Pacífico, se vio envuelto en una de las peores tormentas registradas. Las olas, enfurecidas maltrataban el faro sin compasión. El mar arrojó grandes rocas a través de las ventanas, produciendo terribles destrozos y inundaciones. Llegó incluso a destruir la lente que iluminaba en lo alto del faro. Amasijos de hierros que fueron anclados en la roca, a varios metros de profundidad, también fueron arrancados por las aguas.
Con el agua casi en el cuello, los heroicos guardianes intentaron crear una luz auxiliar que pudiera suplir medianamente a la original. Además con una improvisada radio de onda corta, se pusieron en contacto con la costa. Milagrosamente habían vuelto a sobrevivir todos.
Dados los sucesos históricos y después de brillar durante 77 años, fue sustituido por una boya roja, anclada unos kilómetros mar adentro.
El 1 de Septiembre de 1957, Oswald Allick, uno de los guardianes que había servido durante veinte años, fue el último en apagar la luz y concluir con la historia del faro de Tillamook.
Fue comprando sucesivamente por varios propietarios privados, hasta llegar en la actualidad a un total abandono. Una estructura fantasmal, imposible de olvidar para los muchos de los que dejaron parte de sus vidas entre las paredes del Terrible Tilly.
http://elbauldejosete.wordpress.com/2009/01/04/iluminando-el-terrible-tilly/