El universo es una sustancia inteligente. Es un espejo que refleja y nos devuelve en el momento oportuno todo lo que le enviamos.
Da y recibirás.
De lo mismo que des, recibirás.
Todo lo que des, lo recibirás con creces.
Si recibes y no das, pronto dejarás de recibir, y además tendrás una deuda con el universo que te será exigida de una u otra forma.
La alegría de dar es mayor que la de recibir.
Las críticas a los demás son un reflejo de tus propias cualidades.
Cuando insultas, menosprecias o criticas a alguien, en realidad estás poniendo al descubierto esos mismos aspectos de tu propia personalidad.
Si emites envidia, odio, malos pensamientos, pensamientos negativos, eso mismo es lo que recibes de vuelta. Tus opiniones sólo reflejan tus ideas sobre ti mismo.
Tú eres un ser divino y único, dotado de una individualidad que Dios te ha dado porque lo ha querido así, y tienes derecho a ser como eres.
Por ello, no hagas caso de los juicios de los demás, ni tampoco juzgues tú a tus semejantes.
No te reproches nada de lo que has hecho, simplemente sé consciente de las implicaciones de cada situación y recuerda esto.
Todas las situaciones son absolutamente necesarias para tu evolución; por ello, atraviésalas con amor, aceptación, desapego consciente y entrégate a ellas; si has de hacerlo, lucha sin dañar ni juzgar a nadie, y, sobre todo, aprende la enseñanza que cada experiencia trae consigo, porque en caso contrario, se volverán a repetir hasta que interiorices la lección que contienen.
«Todas las acciones encadenan a su autor
excepto aquéllas que se llevan a cabo por sacrificio.
Procura, pues, desempeñar tus actos con dicha intención,
esto es, rechazando toda mirada interesada
y todo móvil egoísta.» (Bhagavad Gita)
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