No midas la vida por el valor que te das a ti mismo ni por las causas que creas defender ni por la razón que creas merecer.
No la midas por la fama que has conseguido, el dinero que posees, el estatus que has alcanzado ni por el lugar donde estudias, trabajas o vives.
No la midas por la belleza o fealdad de tu cuerpo ni por los defectos o virtudes que creas tener.
Porque la vida, hermano o hermana, es siempre algo más que todo eso.
Mide la vida según a quién y cómo amas.
Según a quién y cómo dañas. Según a quién respetas y a quien desprecias.
Según la felicidad o la tristeza que proporcionas a los demás.
Según los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Según el sabor de boca que dejas en los demás con tu presencia y con ausencia. Con tus comentarios, críticas u opiniones.
Con ello serás consciente del valor de lo que dices y lo que haces, si es bueno o malo para los demás, si es bueno o malo para ti mismo.
Porque entonces serás consciente de los juicios que formulas y a quién o contra quién los formulas.
Serás consciente de a quién no haces caso o ignoras intencionalmente.
Serás consciente de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Serás consciente del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo cultivas y haces crecer ese amor, de cómo consideras a los demás y de cómo perdonar.
Serás consciente de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros o lo ahogas en tus propias miserias.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son la mejor referencia de cómo valoras la vida, tus actos en ella y sobre todo como te valoras a ti mismo.
La vida será contigo tan justa como tú lo seas con los demás.
La vida hablará de ti, por aquellos amigos que fielmente supiste conservar.
La vida se mide por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias.
Aquellos que cuando no estás… lloran tu ausencia.
Porque la vida se mide con la vida que das a los demás y la calidad humana que se desprende de ti no sólo en los que amas sino también en los que no amas.
Vive pues para los demás, no solo para ti mismo. Te darás cuenta que la VIDA te dará lo necesario para encontrar tu felicidad si has dado felicidad a todos los que han pasado por tu vida.
Hermano Francisco
Medium y escritor, director de la Comunidad Espírita Cristiana “El Gran Corazón”
http://hermanofrancisco.eu
www.grancorazon.org