Comencemos con lo básico, no existe el sabor de la vagina, cada una sabe diferente. El gusto está determinado por una diversidad de factores entre los que se encuentran la alimentación, los niveles hormonales y de estrés, los hábitos de higiene y un sinfín más. Consultamos con un par de autoproclamados catadores profesionales que por razones personales pidieron el anonimato, (o sea, para que su pareja no se entere) y coincidieron en algunos puntos:
las mujeres que consumen regularmente alcohol, tabaco y otras drogas tienen un sabor más amargo
el olfato y el gusto van muy unidos (eso no nos lo dijeron ellos, ya lo sabíamos) por lo que el exceso de vello provoca un sabor más intenso
el espermicida añade un sabor desagradable así que lo mejor es no combinar degustación con óvulos
Hasta ahora ya tenemos algunas luces sobre el tema pero suponemos que esperas los tips para mejorar el sabor así que, aquí van:
neutralidad; sí, ese nuevo jabón con monoï y coco dejará tu piel oliendo a islas del Pacífico pero, créelo, no quieres una playa allá abajo. Los jabones perfumados (lo mismo que los detergentes de ropa con olor), pueden fácilmente alterar el pH de tu vagina convirtiéndola en la tierra prometida para las bacterias. ¿Lo ideal? jabones neutros y mucha higiene. Mejor aún si tomas un baño antes de la acción.
alimentación; la carne roja, la cebolla, el ajo, las especias y los platos muy condimentados no solo afectan a tu digestión, también a tu sabor. El efecto no es instantáneo así que cuida lo que comes desde días antes.
piña para la niña; este fruto sudamericano también llamado ananá, no solo tiene propiedades astringentes, además resulta un maravilloso saborizante. Diversas investigaciones (serias y no tanto), han encontrado que consumirla regularmente ayuda a endulzar el sabor de la vagina y sí, también el del semen.
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