Se escurre por las paredes vaginales y se deposita, si aún hay ropa, en las panties o la tanga. El aumento en el flujo vaginal, que sucede normalmente cuando una mujer está excitada, tiene una doble propiedad: oscurece la tonalidad de las bragas, por la mancha húmeda que deja, y prepara la vulva para la penetración (de penes, dedos –propios o ajenos–, juguetes sexuales…
El flujo vaginal es un acompañante diario de la mujer; su color, cantidad y olor sirve tanto para ayudar a medir tanto el ciclo hormonal –en los días de la ovulación aumenta– como monitorear la salud general de la vulva. Si alguna de sus características cambia, lo mejor es consultar al ginecólogo.
La humectación de la vagina permite conservar las bacterias sanas y preservar el PH ácido que caracteriza a una vulva sana –el semen de los hombres, por el contrario, es levemente alcalino. Los hábitos obsesivos de limpieza, como duchas vaginales, desodorantes y jabones, alertan los especialistas, pueden tener efectos contraproducentes en el ecosistema de los genitales femeninos.
La importancia de conocer el flujo vaginal convencional, y sus variaciones normales a través del ciclo menstrual, puede ser la clave para mantener una vida sexual sana y poder contrarrestar cualquier complicación oportunamente.
Valentina Pérez Botero