El término górgona proviene del griego gorgos que significa terrible y eran para la mitología griega monstruos femeninos de dientes afilados, escamas de dragón y cabello de serpientes vivientes; eran también deidades protectoras de la entrada del infierno, por lo cual se les consideraba las Reinas del Infierno y vivían al este del océano cerca de Libia. Más tarde, conforme a la Teogonía de Hesiodo las górgonas fueron las tres hijas de los dioses marinos Forcis y Cetos a las que llamaron:
Euríale: la mayor de ellas que poseía el poder de la sanación en su sangre.
Esteno: la más agresiva de las tres y con gran poder psíquico y físico capaz de manipular a cualquier persona.
Medusa: la más pequeña y la única mortal, considerada la reina de las górgonas murió a manos de Perseo.
Las górgonas son para la mitología griega tan antiguas como el propio Zeus y Perseo y se decía que tenían la capacidad de robar el poder de los dioses y que de sus manos salía fuego, eran extremadamente poderosas y malignas y cualquiera que las mirara a los ojos quedaba convertido en piedra. De acuerdo con la mitología griega la sangre que emanaba de la parte izquierda de una górgona era capaz de devolver la vida, mientras que la sangre de la parte derecha era un veneno instantáneo