El saber adornar un hogar es un arte. Decorar una habitación no significa llenarla de objetos o mobiliario variado por muy costoso que éste sea.
En este tema, las culturas orientales desarrollaron un gusto sutil, observando la naturaleza, para conocer y utilizar sus ritmos, colores, formas y sobre todo la energía de sus elementos. De ahí nace el Feng Shui, que es el arreglo del entorno armonizado con la naturaleza. Igual que la naturaleza, el espacio que utilizamos para vivir, debe ser cálido, equilibrado y moderado.
El arte del Feng Shui es un conjunto de reglas y conceptos desarrollado para significar la relación que existe entre nuestra vida y el entorno en que vivimos. Feng Shui significa en chino “viento y agua” y se vale de los elementos para armonizar las energías que deben rodearnos en el hogar.
De los elementos se utilizan todos, pero sobre todo los relacionados con la tierra, aprovechando sus tonalidades amarillas pálidas, ocres, beige, rosados, color durazno y algunos objetos en color oro. De las piedras se utilizan aquellas que favorecen la energía del amor como los cuarzos, las esmeraldas y jade entre otras.
Los puntos cardinales juegan un papel importante en el Feng Shui y de acuerdo a sus conceptos, el sur-oeste de una casa o habitación se asocia con el amor. Por esta razón en este punto se colocarán adornos en pares, una pareja de patitos, de elefantitos, o de cualquier otro animal, siempre en pareja.
En la sala de la casa se ubica el amor hacia las amistades y la familia, aquí pondremos muebles acogedores y cómodos, colocados de forma simétrica.
En el comedor invocamos el amor a la pareja y a la familia y es el lugar donde se representa la abundancia y el equilibrio a través de una buena alimentación y convivencia agradable. Un platón con frutas en el centro de la mesa, ya sean naturales o artificiales, aviva esta sensación de abundancia.
El color de los manteles es importante, el color crema se asocia con la relajación, el blanco es estimulante, el verde refleja vitalidad, el azul favorece la comunicación, el rojo o naranja atrae el romance, el gris da un aspecto de formalidad y el amarillo de calidez. Los colores de los manteles, carpetas y servilletas pueden combinarse para lograr el ambiente que se requiere de acuerdo a la ocasión.
Si la celebración es romántica, de amistad o de comunicación, se utilizan velas y flores para enfatizar la intención.
La alcoba es un espacio compartido entre dos personas, allí es importante que los elementos decorativos o de utilidad sean pares, así pondremos dos lámparas, dos burós, un par de cuadros, etc., para fortalecer la relación de pareja y nada en grupos de tres objetos. Los adornos si son metálicos mejor, y en pares. La cabecera de la cama debe ser sólida y firme a la pared para darle estabilidad al matrimonio. El ambiente debe ser suave y relajado con detalles sutiles que promuevan el amor.
Los colores recomendables para una recámara matrimonial son los tonos cálidos desde el naranja o durazno hasta llegar a los tonos rojizos. El azul marino favorece la comunicación y la intimidad. La iluminación se preferirá en tonos suaves e indirectos. Trata de eliminar aparatos electrónicos dentro de la habitación como computadoras o televisores que provocan inquietud y ansiedad. En la recámara matrimonial se sugiere colocar solamente fotos de la pareja. Mirando desde la puerta de la recámara, al fondo de la habitación y a la derecha, se ubica el área del amor. Colocar ahí aquello que simbolice el amor, puede ser una esfera de cristal con facetas para armonizar la energía del amor, un par de animalitos iguales, flores o cuadros que representen parejas, por ejemplo dos aves, dos mariposas, dos flores, etc.
El toque personal se lo da cada persona de acuerdo a su estilo, solo se debe recordar que en el Feng Shui se usan las formas suaves y se evitan los ángulos agudos que cortan el flujo de la energía.
Revista Mundo Natural
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