Es inherente a la naturaleza humana el acumular cosas con la esperanza de cubrir necesidades en épocas de carencias que ocurrían en los inicios de la humanidad. Este mecanismo no ha desaparecido y se conserva en forma de tendencia al ahorro o a la acumulación de cachivaches.
La acumulación de objetos dan cabida a comportamientos compulsivos y por lo general, el guardar cosas nos cuesta, pues en ocasiones debemos comprar muebles o destinar espacios vitales en nuestro hogar para “guardar” durante años cosas que jamás utilizaremos. Quítese una preocupación, deshágase de tantas cosas necesarias.
Si usted tiene un cuarto de “tiliches”, un closet, unos cajones o algún baúl o maleta llena de objetos y recuerdos, haga un espacio en su día y dedíquese a revisar estas cosas. Habrá algunos objetos que le traen buenos recuerdos, como las fotografías, algún vestido antiguo o alguna joya o accesorio pasado de moda, están ahí porque son parte de sus vivencias y de alguna manera, formaron parte de lo que usted es ahora.
Sin embargo, habrá cosas que ya no vale la pena conservar ya sea porque no las va a volver a utilizar y porque podrían ser de utilidad para alguien más, es momento de deshacerse de muchas de ellas. Haga feliz a otra persona y regale esas cosas que ya no utiliza y que tiene guardadas. Si no le agrada la idea de regalar, venda; pero por favor, desocupe espacio y aproveche la oportunidad para reordenar.
Seguramente encontrará muchas cosas que ya había olvidado que existían y además de ser un ejercicio de memoria, será una práctica anti-estrés, a la vez que aprovecha para ordenar y limpiar un poco esos espacios.
Si hurga en sus cajones, encontrará con seguridad papeles y documentos que no tiene ya ningún caso conservar, papeles inútiles. Claro que habrá cosas que aunque innecesarias, le traen agradables recuerdos, consérvelos, pero aproveche la belleza o la significación del objeto para enmarcarlo o colocarlo en un lugar especial de alguna habitación.
La costumbre de conservar cosas que no utilizamos va un poco más allá en nuestra vida, hay hogares que tienen una sala preciosa y sin embargo, sus dueños pasan más tiempo en el dormitorio; habrá quienes tienen un comedor fabuloso y sin embargo acostumbran comer en la cocina. Lo mismo, poseen copas de cristal hermosas, vajillas de porcelana y cuchillerías finas y no las usan porque las guardan para ocasiones especiales. Debemos encontrar momentos y ocasiones especiales más a menudo.
Saque esa cristalería y vajilla fina y utilícela tan solo para darse gusto, invite a algún familiar y organice reuniones pequeñas tan solo por el gusto de hacerlo. Es más importante conservar y guardar las amistades y la cercanía familiar, que los objetos que atesoramos como si de verdad nos los fuéramos a llevar a la otra vida.
Ni que hablar de la ropa que hemos acumulado y guardado durante años. Examínela, si ya no le agrada, no le queda o ya no se usa…¿para qué guardarla y permitirle ocupar espacio?
Reordene, reorganice, establezca ese equilibrio que le hace falta a su casa u oficina, revise, saque, deshágase de las cosas y haga una limpia en su espacio, es saludable y es necesario para mantener fluyendo la energía.
Lo que usted ya no usa y ni siquiera recuerda que posee, alguien puede estarlo necesitando en este momento y usted está estorbando el flujo natural de la vida.
Revista Mundo Natural
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