Según el Diccionario de la Lengua española, la palabra Paciencia, tiene varias acepciones. Algunas de ellas son:
- La capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
- La capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
- La facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
- La lentitud para hacer algo.
- La tolerancia o consentimiento en mengua del honor.
Es decir, que una persona paciente sería aquella, que no se altera, que realiza las tareas con lentitud y minuciosamente, que espera lo que haga falta para conseguir aquello que busca o desea, y aquella persona tolerante ante cualquier circunstancia, tanto con los demás como con ella misma.
Pero… ¿cómo conseguir que todo esto, sea real en nosotros?
Somos muchos los que deseamos tener esa paciencia, en muchas circunstancias de nuestra vida. Y más de una vez, nos cuesta mantener esa calma y tranquilidad, y reaccionamos sin pensar.
Se dice que la “paciencia tiene un límite” o que “gota a gota se colmó el vaso”, como expresiones populares, para decir que ya no podemos esperar más, o que ya no aguantamos por más tiempo, una situación o persona determinada.
Focalizamos la paciencia fuera de nosotros mismos, como si realmente existiera un vaso de la paciencia vacío que poco a poco, se va llenando hasta que se desborda y explotamos. En ese momento, dejamos de ser tranquilos, minuciosos e incluso tolerantes, y solemos reaccionar de modo agresivo (“Tú te lo has buscado”), o pasivo (“¿Por qué a mí?”).
A veces, observamos personas que no se alteran con nada. Y cualquier cosa que hacen, la realizan con parsimonia y sosiego. Y nunca “pierden” la paciencia…
¿Cómo podemos ser como ellos?
Las claves para seguir siendo y teniendo paciencia son:
1. Responsabilízate de tus actos y no focalices fuera de ti, lo que te ocurre. Lo que piensas y lo que te dices, tiene poder. “Echar la culpa” a los otros o a las circunstancias, de tu poca paciencia, no hará que ésta aumente.
2. Acepta que todo no depende de ti. Hay circunstancias, en las que ni tú ni los demás o lo que te rodea, son los “culpables” de tu situación. Acepta este hecho, e intenta no querer controlarlo todo.
3. Realiza las tareas, siendo consciente de lo que estás haciendo en ese momento. Vive en el ahora, mientras trabajas o soportas alguna situación que te inquieta.
4. No te olvides de respirar conscientemente.
5. Di alguna frase o afirmación positiva que te motive (“Vamos, tú puedes”, “Ya queda poco”, “Sé que lo conseguiré”).
Y por último, ten paciencia para conseguir ser y tener paciencia…
Poco a poco, la paciencia terminará formando parte de ti.
Todo pasará como tú deseas.
Cree en ello.
Ten paciencia.
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