La nostalgia, esa sensación de que aquello que tuvimos fue mejor, es una emoción inevitable y también sobrevalorada en ciertos ambientes. La figura del genio creador invadido por la nostalgia, la insatisfacción, la melancolía y con un carácter permanentemente atormentado puede ser perfecta para dejar al mundo una fructífera obra creativa, pero en el día a día, en la vida real, la nostalgia es uno de los mayores impedimentos para ser feliz.
Por qué nos invade la nostalgia
Y como nosotras estamos decididas a dejar atrás los momentos de insatisfacción y aprender a disfrutar de la vida, no tenemos cabida en nuestra mente para más nostalgia que la puramente necesaria, como deleitarnos con los recuerdos de aquél crucero, de las fiestas universitarias y pasar una tarde de domingo comentando viejas fotografías. Todo lo demás queda fuera.
Queda fuera la añoranza de aquél tiempo en el que aún creíamos que íbamos a ser felices, y los años que pasamos despreocupadas de la hipoteca y las facturas. Queda fuera la falta de responsabilidades y las noches locas e inconscientes. Queda también fuera esa sensación de echar de menos a alguien que ya no está con nosotros, con tanta intensidad que nos ahogamos. Y por supuesto, queda fuera ese ex novio que nos rompió el corazón.
Y vamos a ignorar esa melancolía por los años pasados y las risas perdidas, así como la angustia de un futuro incierto y la sospecha de que la vida que nos prometieron fue una estafa. Como también vamos a ignorar esa vergüenza por los errores cometidos y esa culpa por no haber llegado tan alto como esperaban los demás. Porque cualquier tiempo pasado no fue mejor, ni siquiera está por venir.
Evitar la nostalgia
Lo mejor de nuestra vida está pasando ahora, así que vamos a vivirlo lejos de cualquier nostalgia o tristeza. Y no podemos permitir que la angustia y la frustración se interpongan entre nosotras y la felicidad que nos merecemos. Si en el pasado cometimos errores, ahora es el momento de aprovechar lo que aprendimos de ellos. Y si en el pasado fuimos más felices porque teníamos menos preocupaciones, ahora vamos a disfrutar más de toda la experiencia adquirida.
Pero tenemos que tener bien claro cuál es nuestro objetivo en la vida: ser felices. Y delimitar lo que eso significa para nosotras. Para saberlo, nada mejor que empezar a hacer todo aquello que te gusta, rodearte de gente que te quiere y dejar atrás cualquier sentimiento de culpa por buscar tu bienestar. Si los demás prefieren vivir bajo las condiciones que marcan otros, tú no estás obligada a hacerlo.
Un indicativo de que estás dejando atrás la nostalgia es si descubres que has recuperado la ilusión y has encontrado nuevos sueños por cumplir. También dice mucho de tu avance en cuanto a felicidad el tiempo que pasas sonriendo o hablando de cosas agradables con los demás. Así que elabora una lista con tus momentos diarios de bienestar enfrentándolos a esos momentos de nostalgia y, poco a poco, ve borrando elementos de melancolía.
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por gerundio Hoy a las 11:56
