Por: Dr. Ezequiel López Peralta
¿Sabías que orgasmo y eyaculación no es lo mismo? En el hombre, entendemos por orgasmo a las contracciones musculares de los llamados “pubococcígeos”, acompañada de una sensación física y psicológica placentera, que generalmente se vive como la descarga de la excitación sexual. La eyaculación es la expulsión del semen, que normalmente se produce junto con el orgasmo y a través del meato uretral que podemos observar en la punta del pene. Ahora bien, un entrenamiento sistemático puede conducir a que ambos fenómenos, orgasmo y eyaculación, se separen, lo que permite alcanzar varios orgasmos consecutivos sin perder la erección. Eso es lo que llamamos “coito reservado”, o también “orgasmo seco”, y forma parte de una práctica característica de quienes aplican el Tantra a su vida sexual.
El orgasmo sin eyaculación es un camino para el coito prolongado, lo que no es un ideal para todas las parejas, pero sí una posibilidad que muchas desean explorar. No pretendo que aprendas la técnica leyendo un simple artículo, ya que hay libros, terapias y cursos que se dedican a esto. Pero de todos modos algunas pautas pueden ayudarte a dar los primeros pasos.
En general al escalón inicial de la técnica se accede por medio de ejercicios masturbatorios. Variando los niveles de excitación, reconocerás diferentes puntos de placer que pueden estar más cerca o más lejos del orgasmo. Especialmente en la zona límite vas a notar dos momentos: la inminencia, que es el cosquilleo que te anticipa que pronto vendrá la eyaculación, y la inevitabilidad, caracterizada por la sensación de que eyacular es algo imposible de frenar. Si logras hacer esta distinción has avanzado bastante, y el paso siguiente es que entre una y otra etapa investigues métodos de corte que te permitan llegar al orgasmo pero sin eyacular. Algunos hombres simplemente frenan –en una línea temporal muy fina, de fracciones de segundo-, otros presionan firmemente el perineo –entre los testículos y el esfínter anal- con un dedo, o quizás respiran profundo.
Cuando logres el primer orgasmo sin eyaculación, lo que a veces requiere de semanas o meses de práctica, vas a aplicar lo aprendido junto con tu pareja. A veces la misma excitación sexual que te produce el contacto sexual, o la ansiedad por rendir, boicotean este último paso. Pero con constancia, paciencia y ganas de potenciar tus habilidades eróticas todo se logra.
El resultado: un disfrute diferente, menos centrado en la descarga sexual y más enfocado en el placer. Como dicen los orientales, pensar menos en el destino y gozar cada instante del camino recorrido.