La pureza no consiste en protegerse de cualquier contacto, encerrado en un frasco de cristal. No, ésta pureza que sólo piensa en protegerse es inútil, incluso es nociva. La verdadera pureza es el Amor Divino, porque el amor divino es la vida, es el agua que mana de la fuente, y al brotar rechaza todo lo que es sucio, opaco y oscuro.
Una pureza sin amor, no es verdaderamente pureza. ¡Cuántas religiones han creído y creen todavía que la pureza consiste en protegerse del amor! Quizás sean blancos como la nieve, pero también son fríos como la nieve y su pureza es estéril.
No es del amor que es preciso protegerse, ni del contacto con los demás, sino del egoísmo, de la posesividad; en el momento en que semejantes sentimientos entran en un ser, ya no es puro.
La verdadera pureza es la del agua cristalina que mana, que fluye y va a regar los campos y los jardines, en el alma y el corazón de todos los seres.
Omraam Mikhäel Aïvanhov