Gil de Siloe es un personaje fascinante.De origen nebuloso, ningún historiador se ha puesto de acuerdo respecto a su procedencia, ni tan siquiera en relación a su aparición en aquel Burgos próspero y floreciente de la segunda mitad del siglo XV.
Sin embargo, su impacto y su trascendencia artísticas son incuestionables, siendo considerado hoy el escultor que mejor representó aquel nuevo estilo de primer gótico español, una fusión de las influencias flamenca y mudéjar. La Cartuja de Miraflores conserva algunas de las mejores obras de este gran exponente de la imaginería castellana, como el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal.
Siendo esta la pieza más valiosa, no es el único ejemplo que de su maestría posee este templo. Muchas obras más lo enriquecen (el sepulcro del infante donAlfonso o el retablo sobre el Calvario, por ejemplo), e incluso algunas, originarias del cenobio consagrado a San Bruno, se exhiben en museos lejanos como los reclamos más cotizados (cosas de los azarosos avatares de la historia y de las manos amigas de lo ajeno. Léase la talla de Santiago que el conde de Las Almenas se llevó hábilmente y que hoy es una de las joyas del museo de Los Claustros de la ciudad de Nueva York).
Gil de Siloe ha vuelto a ser noticia estos días después de que elMuseo del Prado anunciara la incorporación a sus ricos fondos de doce obras de los siglos XIII al XV, fruto de la generosa donación realizada por la familia Várez Fisa. Una de estas piezas es La Virgen entronizada con el Niño, que la pinacoteca madrileña atribuye a este escultor. Se trata de un conjunto en alabastro con restos de policromía y dorado. Y resulta que es prácticamente idéntico a otro existente en piedra, conocido como Virgen del Coro, que se ubica en la puerta de entrada a la clausura de La Cartuja y cuya autoría es atribuida a este maestro del gótico.
Incógnitas
¿Realizaría Gil de Siloe ambas esculturas? ¿Esculpiría en su taller la misma escena con la única diferencia del material de trabajo? Con reservas, puesto que no ha tenido la posibilidad de ver al natural la obra donada al Prado, el diagnóstico de René Jesús Payo, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Burgos y uno de los principales expertos en la obra del imaginero, es negativo al respecto. «Creo que se trata de una copia, posiblemente del siglo XIX», sentencia después de haber estudiado la imagen que exhibe la pinacoteca en su página web. De la que sí existen réplicas, señala Payo, es de la Virgen de Miraflores, obra también de Gil de Siloe.
La extraordinaria relevancia de las obras hechas por Siloe o salidas de su taller influyeron en la escultura castellana de la época, circunstancia que según los expertos justifica que haya un sinfín de imágenes atribuidas a este maestro de la imaginería del siglo XV.Con todo, existe noticia de que hubo, en la puerta que franquea la entrada a la capilla de San Bruno, una talla de la virgen muy similar a la que está sobre el pórtico de entrada a la clausura, y que desde décadas obra en manos de un particular (¿se tratará de la misma?).
Todo son incógnitas. Un misterio más en torno a Gil de Siloe, uno de los personajes castellanos más relevantes del arte de todos los tiempos, el hombre que con su aparición en aquel Burgos bullicioso y rico creó escuela y dejó para la posteridad algunas de las obras más hermosas del gótico español.
Fuente: diariodeburgos