Observar los vientos y sembrar semillas

Observar el viento es lo que menos hace un agricultor, después de todo cuando se dedica a sembrar no pasa el tiempo preocupándonos por el viento.

No se preocupa de que el viento pueda desparramar las semillas o desarraigarlas. Si se hiciera así, posiblemente nunca se llegaría a plantar nada. Así es, la mejor manera de sembrar semillas, desparramamdolas en todas direcciones por sobre la tierra ya preparada, y luego esperar a que aparezcan los nuevos brotes.

El agricultor lo sabe por experiencia, pero no porque sea agricultor, en realidad eso es ser maestro. Se sabe debido a las semillas espirituales que han echado raíces en el corazón. Semillas que otra gente han sembrado.

Estas semillas que han brotado las llamamos amor, amistad, compromiso, lealtad, alegría, verdad, pureza, ternura, prosperidad, paz, suavidad, etc.

Estas semillas representan básicamente la vida en la dimensión espiritual, semillas que Dios planto a través de otras personas y que cuando brotan en el corazón se siente deseos de comenzar a plantar también semillas de amor y verdad.

Todos tenemos necesidad de encontrarnos, reunirnos y contarnos los frutos más preciados y esto redunda en bendiciones para todos. Así la humanidad se reúne alrededor del fuego del Amor Divino y comparte el pan de la verdad.

Eclesiastés dice “Echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo hallaras”. De esta manera se debe sembrar semillas de la verdad por todas partes. Estas semillas en algún momento pronto o cercano darán fruto.

Y algunos se preguntaran ¿Y si las condiciones no parecen ser las correctas o favorables para sembrar? ¿Y si hay vientos tormentosos? En ese caso, no se debe mirar las condiciones atmosféricas. Pues pueden llevar a generar inmovilidad en realizar la accion de sembrar generando miedo, temor o incertidumbre. “El que al viento observa no sembrara” y “El que mira a las nubes, no segara”.

Lo que se necesita es sembrar con abnegación, generosidad y alegría. Sembrar sin cesar de la mañana a la noche. Y no temer a los riesgos (indiferencia, ingratitud o la hostilidad). No se debe temer a los riesgos pues eso es observar el viento.

Quien faculta nuestro sembrar es Dios, la divinidad, el Absoluto. Él lo hace prosperar. Él lo protege. Él es el gran sembrador de todas las semillas.


Por Bella Isis GD