El sufrimiento inutil¡Cuántas veces sufrimos por males que sólo están en nuestra imaginación! Por miedo a sufrir más en el futuro pagamos al contado males que existen en la mente de cada sufriente y no en la realidad. Por eso se ha dicho que "la peor de las tragedias es la que no ocurrió"; nos acercó a un dolor que luego no se correspondió con los hechos, anunciados con expectativas de hecatombe: "Se viene una...".
Imaginar hace que suceda. La energía sigue al pensamiento. Una mente centrada en derrumbes, se derrumba. Creatividad es aprender a vivir con la incertidumbre, sin enloquecer, respondiendo a lo nuevo con lo nuevo. Para ello es indispensable contar con la calidad de respuestas inteligentes, adecuadas, funcionales, que nos ayuden a batallar con los conflictos, ingredientes naturales de la vida.
En cierta ocasión, un sufriente se acercó a un maestro zen muy renombrado y le confesó que había nacido con un mal carácter que no podía manejar, a pesar de sus intentos de controlarlo. El sabio lo felicitó:
—¡Con qué cosa más interesante has nacido! ¿Tienes mal carácter en este mismo momento? Si es así, muéstramelo v te curaré de él.
Pero el hombre respondió asombrado:
—No lo tengo en este mismo momento. Se manifiesta de manera inesperada, cuando ocurre algo.
Entonces, el maestro zen le advirtió:
—En ese caso, tu mal carácter no es algo innato en ti, es pasajero. No te preocupes.
¿Y qué es lo innato en cada uno de nosotros? Aquello que sobrevive al episodio personal, al tiempo, a la cultura y a la moda. Es la alegría porque sí, sin objeto alguno que la provoque; es la beatitud que aflora en el sueño profundo cuando no hay actividad alguna del pensamiento. Es el orden silencioso que existe en el Universo, que pone inteligencia al conjunto, que habla de unidad y no de separación. Y el hombre sufriente volvió a acercarse al maestro zen:
—¿Entonces por qué sufro?—le preguntó.
—Por distraído—respondió, lacónico, el sabio.
El arco iris había comenzado a bailar su danza de colores en el firmamento, sin que lo hubiesen llamado ni el hombre quejoso ni el sabio liberado del sufrimiento inútil.
Fuente:
www.superacion-personal.net