Todos los seres humanos, en el nivel de aprendizaje y evolución que estemos, contamos con los recursos mentales, espirituales y físicos para construir la vida que queramos. Como hijos de Dios, tenemos dones similares y nuestra esencia divina es la misma. ¿Estás aceptando, reconociendo y aflorando esas facultades creativas?. Además, cada uno de nosotros administra esos bienes y talentos que El nos ha entregado. ¿Qué tan buen administrador eres tu?
El Padre es equitativo y nos regala su bondad a todos nosotros, sus extensiones amadas, en igual proporción. Merecemos lo mejor. Algunos lo creemos y creamos entonces a partir de esta premisa, entendiendo que Su Poder se manifiesta a través nuestro; otros sencillamente lo desconocen o peor, lo ignoran.
¡Si tan solo recordáramos y usáramos siempre nuestro infinito potencial! ¡Si comprendiéramos que cada pensamiento que ponemos en nuestra mente posee energía creativa! ¡Si constantemente alineáramos nuestros intenciones con lo que deseamos crear! ¡Si debilitáramos al ego y sus miedos! ¡Si creyéramos en nosotros mismos!
Siempre y cuando sea para nuestro bien, Dios siempre nos responde afirmativamente, las negaciones provienen exclusivamente de nuestra mente. Es muy importante también en este proceso de generación de prosperidad, estar convencido de que la merecemos y soltar todo lo que nos limite en el camino de su consecución. ¿Será acaso que no estamos preparado para recibirla?, ¿Qué nos lo impide?
Evalúa, por ejemplo, cuáles son esas excusas que siempre manejas, tus propios argumentos para dilatar las cosas que tu ser te pide. ¿De donde provienen? De la mente, ¿verdad? Está claro que sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el temor a no alcanzarlo. ¿Y dónde se originan los miedos? De nuevo: en la mente. Pero si tus sueños son inspirados desde el amor, nada ni nadie los detendrá. Además, los ángeles siempre te abren y facilitan el camino si así lo pides.
Si deseas manifestar prosperidad en tu vida, cambiar lo que hasta ahora ha ocurrido, cambia tu primero y empieza por modificar tus pensamientos ya que el exterior de una persona se forja a partir de su forma de pensar. Porque nada puede cortar el flujo de luz, amor y abundancia que ya son tuyos, más que tu mismo y tus propias creencias.
Así como a veces nos volvemos selectivos con las amistades, ¿por qué no seleccionar cuidadosamente tus pensamientos? Recuerda que tu mundo es un reflejo de tu manera de pensar, recoges lo que siembras y tus semillas equivalen en primer grado al conjunto de creencias en tu programación mental, luego obviamente a tus actos.
Una sugerencia angelical para orar al respecto:
Señor Dios Padre, gracias te doy por ayudarme a depurar y borrar de mi mente cualquier creencia nueva o antigua, propia o heredada que me esté impidiendo generar prosperidad. Hecho está.
Aparte de lo ya expuesto, existe otro elemento muy entorpecedor a la hora de crear prosperidad y es la obstinación por querer lograr las cosas con exigencias y condiciones de tiempo, espacio y cantidad. Es decir, a tu manera y no a la de Dios. Así lo único que haces es malgastar tu energía ya que el Creador es la fuente de todos nuestros recursos.
Tus ángeles te recuerdan que tus necesidades son cubiertas a lo largo del camino porque todo lo que con convicción, gratitud y coherencia decretas, ya te ha sido dado. De manera que aprende a percibir la alegría, la paz y el amor infinito dentro de tu ser antes de ver realizados cada uno de tus sueños. Confía en que ya los has alcanzado y da gracias de antemano a Dios.
Reconoce la presencia y asistencia de los ángeles y agradece la sabiduría divina en tu interior para construir prosperidad desde la confianza y el merecimiento:
Padre amado, yo (menciona tu nombre) estoy aquí y deseo abrir la puerta de mi prosperidad. Se que soy un ser abundante porque tu y los bellos ángeles me sostienen. Ayúdame a recordar y a hacer conciencia de lo que requiero aquí y ahora para activar mi prosperidad. Pongo en las manos de mis guías celestiales todos los temores y juicios que al respecto me había creído. Gracias por escucharme.
Permanece receptivo y abierto porque los mensajes de tus ángeles vienen complementados con lo que se precisa para su manifestación. Y mientras tu te mantengas consiente de tu esencia, origen, poder y grandeza, no existirá nada que perturbe o empañe tu capacidad creadora.
El ángel de la prosperidad es Abundia y si hablamos de arcángeles, el asociado a la prosperidad es Uriel, ya que es el ángel de la iluminación, el que nos ayuda con ideas luminosas a generar la prosperidad que deseamos. Lo puedes invocar para pedir por planes prácticos y una percepción creativa en cada situación. El arcángel Uriel te ayuda a tomar decisiones con conocimiento y lucidez. Como a un amigo, descríbele el proyecto sobre el cual quieres recibir iluminación. Pídele que te ayude a ver todas las posibles opciones. Es clave que enfoques tu energía y capacidad de creación en una sola cosa a la vez; paso a paso, sueño a sueño.
Otros ángeles relacionados con la prosperidad son Veuliah, Nemamiah y Hahiaiel. En el nombre de Dios, solicítales que te ayuden a sentirte empoderado, que te llenen de discernimiento y claridad mental para tomar decisiones inteligentes, si es el caso, atraer buenos socios e inversiones y triunfar en lo que te propongas.
Pasando a otro aspecto, como todo en la vida, la prosperidad posee su propio flujo y en este caso: dar es igual a recibir. ¿Te cuesta dar o acaso recibir?, ¿Lo haces realmente de corazón?, ¿Esperas recompensa a cambio?, ¿Eres agradecido? Las leyes celestiales dicen: Siéntete feliz de dar porque recibirás multiplicado.
Una reflexión más para terminar: ¿Eres de los que ahorras por miedo a no tener después?. Una cosa es reservar dinero, por ejemplo, para unas vacaciones y otra es atesorar por miedo a la carencia o a la escasez. Desde esa óptica, no es que debes ahorrar. Me contaba alguien que siempre guardaba un fondo por si sucedía alguna “eventualidad” y ¿adivina qué? el imprevisto obviamente aparecía: un electrodoméstico que se dañaba, un “accidente” casero, un gasto extra no presupuestado, en fin. Mantén tu propósito de ser próspero y acepta tu responsabilidad en su creación.
Qué tus nuevos pensamientos iluminen y sustenten la prosperidad en tu vida.
Martha Muñoz Losada.