¿Hace un día fantástico o un día de perros? ¡¡Pues depende de cómo lo mires!!
Imagínate que te levantas un día de invierno y hay una nevada impresionante. Si eres una persona a la que le encanta la nieve, te alegrarás y te prepararás para salir a la calle a disfrutar de ella. Para ti ese día es un día fantástico. En cambio, si eres una persona que desteta la nieve, al verla te sentirás mal humorado, enfadado y muy probablemente te quedarás en casa, quejándote del día de perros que hace.
La misma realidad, los mismos hechos, pueden ser vistos a través de un filtro diferente que influirá en nuestras emociones, y como consecuencia, en la experiencia que tenemos de esa realidad.
Y es que a la hora de mirar una situación, una persona, o conjuntos de personas, no sólo miramos con nuestros ojos, sino que también miramos a través de nuestras experiencias pasadas, nuestros valores, nuestros gustos, nuestros aprendizajes, nuestros juicios… haciendo que nuestra percepción de la realidad sea en la mayoría de las ocasiones completamente subjetiva.
Los filtros en sí no causan ningún problema, de hecho hay ciertos filtros que nos pueden apoyar o beneficiar.
El principal problema viene cuando nos creemos que lo que vemos es la realidad y no una precepción de ésta.
Cuando esto ocurre,
- nos atascamos en un punto de vista, que es el “correcto” porque nosotros lo vemos así. Si además resulta que queremos llevar la razón, acabaremos provocando conflictos que no llegan a ningún lado.
- nos ponemos limitaciones a nosotros mismos cuando, por ejemplo, nos decimos “las cosas son así y yo no las puedo cambiar”.
- creamos una imagen de nosotros mismos con la que nos identificamos, y pasamos a ser y comportarnos como si esa imagen fuera quien somos en realidad.
- creamos una imagen de la sociedad y del mundo que nos hace posicionarnos, hasta el punto de ser extremistas en algunas ocasiones, y no nos deja ver otras alternativas o formas de mirarlo que nos puedan ser más útiles.
Es decir, identificar “nuestra percepción de la realidad” con la “realidad” crea problemas y conflictos en nuestras relaciones personales y profesionales y además, afecta a nuestro comportamiento y a cómo nos sentimos con nosotros mismos.
Existen muchas clases de filtros, pero podríamos dividirlos en dos grupos:
1) Aquellos que son “limitantes y poco útiles”, que nos estresan, nos hacen sentir impotentes, frustrados, desconfiados.
Por ejemplo: el filtro del “perfeccionismo”, del “victimismo”, del “catastrofismo”, del “no soy capaz”, “la vida es así y no se puede cambiar”.
2) Y aquellos que son “estimulantes y útiles”, que nos animan, nos dan energía, calma, nos hacen sentir entusiasmo, plenitud.
Por ejemplo: el filtro de la “apreciación”, la “gratitud”, el “aprendizaje”, la “esperanza”, el “amor”.
Además, nos ayudará saber que…
… todos nosotros llevamos a un observador dentro de nosotros.
Este observador mira única y exclusivamente a los hechos que ocurren. Por ejemplo: “ha nevado durante 3 horas esta noche”, sin añadirle ningún juicio de valor, sentimiento o emoción.
… es posible cambiar de filtro siempre que queramos.
Si vemos que una situación nos paraliza, nos estresa, nos provoca miedo, siempre podemos tomar la decisión de hacer el ejercicio de mirar el filtro que estamos usando y que nos hace sentir así, probar con otros filtros, ver cómo nos sentimos con cada uno de ellos, y finalmente, ELEGIR conscientemente el filtro que queremos usar.
… hay filtros que sirven a un propósito del que no somos conscientes.
En general estos filtros nos hacen sentir impotentes, incapaces, estresados, pero nos resistimos a cambiarlos porque en realidad esta forma de verlo nos justifica para no hacer nada, y a la vez nos protege de un posible “fracaso”.
CONCLUSIÓN:
La vida es del color que elijas!!
http://www.elfactorhumanoburgos.com/depende-de-como-lo-mires/