A todos los seres humanos nos encanta recibir cumplidos, pero lo que nos impacta realmente en el corazón son los reconocimientos. Permíteme en unos instantes explicarte la sutil, pero gran diferencia, que existe entre un “cumplido” y un “reconocimiento”.
Cuando le dices a alguien, “que traje más bonito llevas”, le estás haciendo un cumplido. Pero si te fijas, te estás refiriendo con ese comentario al traje, no a la persona. Pero el cumplido puede transformarse muy fácilmente en reconocimiento, y de este modo multiplicar tremendamente su efecto positivo en la persona que lo recibe. Es tan sencillo como transformar el comentario en “Que bien te sienta ese traje. Estás tremendamente elegante”. Como ves, ha sido un cambio muy sutil, pero el impacto está ahora centrado en la persona. A él le sienta bien el traje y es elegante.
No me malinterpretes. Por supuesto que está muy bien decir cumplidos, pero lo único que quiero resaltar es que con un poquito de enfoque puedes transformar tus “cumplidos” en “reconocimientos” que toquen de verdad el corazón de quien los recibe.
Aprovecha todas las oportunidades que se te presenten para ofrecer reconocimiento. Además, intenta ser lo más específico y detallista posible. Siguiendo con el ejemplo anterior, podrías aumentar el impacto de tu reconocimiento siendo todavía más específico: “Que bien te sienta ese traje. Tienes un gusto exquisito para combinar los colores y elegir los complementos. Me parece que estás sumamente elegante”.
Y por encima de todo, lo más importante es que formules tus reconocimientos de manera sincera. Sigue este consejo y verás como la gente disfruta estando a tu alrededor. A todo el mundo le gusta que valoren sus esfuerzos, y haciéndolo, tu te separas de la gran mayoría que casi nunca ofrece reconocimiento a los demás. Los seres humanos necesitamos alimentar nuestro espíritu y nuestra autoestima, y para ello no hay nada mejor que un reconocimiento sincero.
No seas “tacaño” ofreciendo reconocimiento. Busca todas las oportunidades que puedas para ofrecerlo. A ti te supondrá muy poco, y el impacto que producirás en esa persona puede ser para toda la vida.
© 2012 José María Vicedo –
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