Todos conocemos la historia de Hansel y Gretel. Ha sido reproducida, en mayor o menor medida, en casi todas las literaturas, de modo que sólo repasaremos la versión conocida, sumergiéndonos luego en la verdadera historia de Hansel y Gretel.
El cuento de Hansel y Gretel, amén de algunas variaciones locales, es el siguiente:
Hansel y Gretel eran hijos de un leñador. La familia era tan pobre que la madre convence al padre de abandonar a los niños en el bosque, ya que no tenían cómo alimentarlos. Los dejan en el bosque, pero Hansel marca con piedras el camino a casa. Regresan, y al día siguiente el padre los lleva aún ás lejos, pero Hansel, lúcido, vuelve a marcar el camino. El tercer día el leñador los lleva al corazón mismo del bosque. Hansel marca el camino, esta vez con migas de pan, pero rápidamente advierte que los pájaros se las han comido. Los hermanos pasan dos días deambulando por el bosque, hasta que encuentran una casa construida con azúcar, caramelo y pan de jengibre. Comienzan a devorar los muros. Diariamente la bruja que vive en la casa saca un dedo por la ventana para comprobar que los niños han engordado, ya que su propósito es comérselos, pero Hansel, astuto, la hace palpar un hueso que ha encontrado. Hastiada, la bruja los hace ingresar a la casa con la promesa de una gran comida. Le pide a Gretel que observe si el horno está lo suficientemente caliente. La niña advierte la trampa, y mediante una estratagema hacen que la bruja caiga dentro del horno, donde queda atrapada y muere. Los niños regresan a casa, no sin antes llevarse los tesoros de la vieja, donde se les informa que su madre ha muerto. Se quedan con el padre y, gracias a los tesoros robados, ya no pasan hambre.
Esta es la estructura de la historia conocida de Hansel y Gretel. Ahora pasemos a la historia real.
El cuento de Hansel y Gretel proviene de tierras germanas. Fue recopilado por los hermanos Grimm y publicado en 1812. Para mayores datos técnicos, fue clasificada como Clase 327 en el sistema Aarne-Thompson.
La historia de Hansel y Gretel pertenece un un grupo muy peculiar de cuentos populares de la edad media. En primer lugar, mantiene los elementos de iniciación de casi todos los pueblos indo-europeos, que indican el pasaje a la madurez mediante una incursión a lo salvaje, que en algunos casos duraba meses, e incluso años. La estudiosa del folklore medieval Maria Tatar observa algunas similitudes entre los horrores del Tercer Reich y la trama de Hansel y Gretel, señalando que el abandono de los niños por parte de los padres es una especie de Solución Final, y que la incineración de la bruja, que en el cuento original conserva todos los estereotipos del judío, es una prefiguración del genocidio en los campos de concentración.
Menos ominosa, Tatar sugiere luego que los pájaros representan los aspectos salvajes de la naturaleza, la cual se asegura la permanencia de los niños en sus dominios comiéndose el camino de migas trazado por Hansel. Los niños, por otro lado, no tienen reparos en saquear las riquezas de la bruja, ya que la adquisición de tesoros y la posterior remisión a la autoridad era una muestra clara de madurez. Por otro lado, la madre de los niños, a menudo suavizada bajo la figura de madrastra, está vinculada a la bruja, o bien es la bruja, ya que la muerte de ambas se produce al mismo tiempo, hecho que no es casual, como nada que sobrevive durante siglos en una narración.
Ahora bien, todos estos interesantes estudios parten de la versión de los hermanos Grimm, la cual conserva muchísimos elementos y olvida otros, tal vez poco adecuados para el niño victoriano. Hoy sabemos que el cuento, tal y como lo presentan los hermanos Grimm, es una variante desinfectada, inocua, de los horrores arquetípicos del original. La verdadera historia de Hansel y Gretel nos habla de las duras condiciones medievales, donde el hambre y la falta de recursos hacían del infanticidio un horror habitual.
Si alguien nos preguntase si Hansel y Gretel es un cuento para niños no dudaríamos en responder: "si". Ahora bien, ¿pensaríamos lo mismo si ese mismo alguien nos preguntase si una historia sobre abandono parental, infanticidio y canibalismo, es un cuento para niños?
La pregunta, por cierto, capciosa, elude las cuestiones fundamentales del cuento popular, a menudo esterilizado para el consumo masivo. En primer lugar, los oyentes del cuento de Hansel y Gretel no era niños, sino adultos, muchos de los cuales podían identificarse con la dura decisión de los padres al abandonar a los hermanos. Pero ni siquiera esta identificación logra penetrar en el misterio del cuento, que yace en lo profundo de la psiquis colectiva, pues todos los análisis caen sobre un error fundamental: creer en el narrador.
Los hemanos No son abandonados a su suerte y No existe una bruja. En estas dos aseveraciones reside la resistencia del cuento y su proliferación en distintos países. Siguiendo el razonamiento de un estudioso anónimo, podríamos seccionar la historia en los siguientes términos.
El hambre lo domina todo, se adueña de la voluntad más férrea y pervierte todo lo que consideramos humano y civilizado, pero nunca estigmatiza el futuro. Es decir, el Hambre nos obliga a realizar las mayores atrocidades, pero siempre tiene en cuenta el futuro, el día después. De este modo, los acongojados padres de Hansel y Gretel no los abandonan a su suerte, sino que los separan simplemente porque siendo sus padres no podrían comérselos. Iniciarlos en la madurez los libra de sus responsabilidades como padres. En su concepción, ya no son "niños", y, por lo tanto, el canibalismo es perfectamente aplicable en condiciones de extrema necesidad. Dejarlos en manos del bosque es, en primer lugar, aceptar que no son niños. En consecuencia, ellos ya no son padres, pero la culpa subyace como un ente inclaudicable, impidiéndoles actuar deliberadamente. Es aquí en donde entra a jugar el "disfraz" de bruja, un remedo carnavalesco que oculta la verdadera identidad del asesino: la propia madre de Hansel y Gretel.
No deja de ser curioso que sea Gretel, hasta entonces un personaje más bien secundario, quien resuelva el misterio y decida aplicar una suerte de justicia generacional sobre la madre. Hansel siempre se muestra lúcido, astuto, salvo cuando debe enfrentarse a la bruja, es decir, su madre. Y es que el hombre puede caer en muchas miserias, en miles de circunstancias horribles y ominosas, pero difícilmente se resista al pedido de su madre, casi como si devolver la hospitalidad uterina fuese una imposición genética. Gretel, en cambio, piensa con la imaginación. No razona lógicamente, sino con el corazón; y eso es lo que salva a los hermanos del fuego y el canibalismo.
Hay un ejercicio muy sencillo para comprender la verdadera historia de Hansel y Gretel. Refieran el cuento a un niño de cinco años o menos, y luego pregúntenle su opinión. Lo primero que dirá es, con más o menos detalles: "La madre es mala". Su mente se detendrá en el abandono, y el episodio de la bruja será una cuestión menor, anecdótica. Y es que si la madre es mala, deja de ser madre, deja, en la mente infantil, de encarnar el ideal de madre, por lo que la resolusión de Gretel queda prolijamente justificada.
Hansel y Gretel son reflejos de una situación tan espeluznante como cotidiana en las aldeas medievales, y ambos, gracias a un artístico juego de espejos, llegan hasta los oídos de nuestros niños como un presagio de lo que fue, o de lo que podría ser, si las circunstancias fuesen las adecuadas.
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