Escluapio, o Asclepio, como también se lo conoce, es la deidad griega dedicada a la medicina. Como todas las historias griegas de dioses, deidades y héroes, su nacimiento fue bastante traumático.
Dice la leyenda que Esculapio era el hijo de Coronis o Corónide (una mortal) y el dios Apolo -uno de los más importantes y multifacéticos dioses olímpicos, era el dios de la luz y el sol; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; la música, la poesía y las artes; y más. Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de la cazadora virgen Artemisa.
Píndaro, un poeta griego del siglo VI AC, fue quien relató las historias más conocidas sobre estas deidades. Dice Píndaro que Coronis –quien era la hija del rey de Tesalia-, mientras estaba embarazada de Esculapio, le había sido infiel a Apolo con un mortal (Flegias, rey de los Lapitas, una región de Tesalia, quien también es mencionado en el célebre poema épico de La Ilíada de Homero).
Luego de que Apolo dejara a Coronis encinta, volvió a Delfos, no sin antes dejarla bajo vigilancia por parte de un cuervo blanco. Cuando Coronis le fue infiel a Apolo con Flegias, por supuesto, el cuervo blanco voló hasta Apolo y le contó de los amoríos de su mujer.
Apolo, encolerizado, mató a Corónides. Pero antes de que la pira funeraria se prendiera fuego, arrancó al niño nonato del seno de su madre y se lo dio al Centauro Quirón, quien habitaba en el Monte Pelón, para que lo criara.
Quirón le enseñó medicina al joven Esculapio, y cómo cazar. Apolo y Atenea también lo educaron. Atenea le dio dos vasijas con sangre de la Gorgona. En una la sangre estaba envenenada y en la otra tenía propiedades para resucitar a los muertos.
Gracias a esta dádiva, Esculapio aprendió rápidamente cómo volver a la vida a los muertos. De esta forma, resucitó a muchas personas importantes, entre ellas a Hipólito hijo de Teseo (el héroe del Ática cuyas principales hazañas tuvieron lugar en el Peloponeso).
Muy pronto, las habilidades de resurrección de Esculapio generaron el recelo de Zeus, el dios supremo. Zeus temía que el orden natural del mundo se subvirtiese gracias al poder de volver a dar la vida de Esculapio. De hecho, la gota que rebalsó el vaso fue la resurrección de Hipólito, cosa que encolerizó a Zeus y mató a Esculapio con uno de sus rayos.
Antes de morir, Esculapio tuvo descendencia. Sus hijos varones, Podalirio y Macaón, eran ambos médicos, y deseaban a Helena, por lo que participaron en la Guerra de Troya. Sus hijas mujeres eran Yaso (la curación, con santuario en Oropo), Higía (la salud, sin historia propia, sólo en el séquito de su padre), Panacea (la curación universal gracias a las plantas), Egle y Aceso –muchos de estos nombres dando lugar a palabras que hoy están relacionadas con la medicina, como panacea e higiene.
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