Los Onis son los ogros del folklore japonés, demoníacas criaturas de frecuente aparición en las leyendas, la literatura y el teatro de su país.
Según se desprende de las narraciones, los Onis son gigantescos. La mayoría de ellos posee forma humanoide, aunque siempre con alguna característica no natural, como muchos dedos o una gran cantidad de ojos. También se los representa frecuentemente con dos largos cuernos surgiendo de sus cabezas, garras muy afiladas y el cabello revuelto.
La piel de los Onis siempre es de algún color sorprendente, como verde, azul, rojo, negro o rosado.
Estas temibles criaturas gustan de acentuar su aspecto feroz vistiendo pieles de tigre y portando un enorme garrote de hierro llamado kanabo.
En las leyendas japonesas, los Onis suelen representar el papel de villanos, aunque también pueden aparecer como ejemplo de fuerza e invencibilidad. Y algunos pocos parecen ser bondadosos y ayudar a los héroes de la historia a cumplir su misión. En realidad, se cree que los cuernos que llevan en la cabeza les producen un enorme dolor, y son los que los llevan a actuar con violencia. Pero que en realidad no son malos. Y que por esa razón, los Onis de un solo cuerno resultan más bondadosos, traviesos y amigables.
En ocasiones, algunos guerreros consiguen el poder de invocar a los Onis para que peleen por ellos en las batallas.
La cultura japonesa moderna también ha retomado la figura de los Onis para sus historias. Así, es habitual verlos aparecer como personajes de musicales, videojuegos o de mangas. Algunos, tan populares como Naruto.
Suika Ibuki es una de las Onis más populares. Diminuta pero de temperamento brutal, posee el poder de alterar la densidad de las cosas. Es así como puede, por ejemplo, transformarse en niebla, volverse gigantesca o multiplicarse infinitamente. Cuenta también con una fuerza increíble y descomunal, lo que la convierte en una enemiga temible. Ama beber sake.
Otra que siente pasión por el sake es la no menos feroz Yuugi Oshiguma. Esta Oni, a diferencia de Suika, habita el mundo subterráneo. Y aunque no puede cambiar de forma, tiene el poder de controlar los fenómenos naturales y emplearlos según su voluntad.
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