Hondero 3.0 maestr@
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| Tema: ¿Para que pasan las cosas? Sáb Feb 09 2013, 21:39 | |
| ¿PARA QUÉ PASAN LAS COSAS?La Tacita
Cierta vez, en Inglaterra, una pareja que solía visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres, ingresó a una en donde vendían vajillas antiguas. En ella vieron una hermosa tacita que les llamó la atención.
“¿Me permite ver esa taza?”, preguntó la señora, “¡Nunca he visto un artículo tan fino como ese!”. En cuanto la tuvo en sus manos, escuchó que ésta le decía,
“¡Seguro que usted no sabe lo que le voy a contar, yo no fuí siempre esta taza que está sosteniendo. Hace mucho tiempo era sólo un montón de barro sin forma.
Mi creador me tomó entre sus manos y me diseñó amoldándome cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperé y le dije: “¡Por favor!
¡Ya déjame en Paz!”, pero él solo me sonrió diciendo: “Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo”.
Luego me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor! En ese momento me pregunté por qué mi creador querría quemarme; entonces toqué y miré la puerta del horno.
A través de la ventanita del mismo pude leer sus labios que me decían: “Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo”. Finalmente se abrió la puerta. Me tomó y me llevó hasta una repisa para que me enfriara. “¡Eso está mucho mejor!”, me dije a mí misma. Pero apenas me había refrescado cuando mi creador ya me estaba cepillando y pintando. ¡El olor de la pintura era horrible! ¡Sentía que me ahogaba! “¡Por favor detente!” le suplicaba a gritos, pero él sólo movía la cabeza haciendo un gesto negativo diciendo, “aguanta un poco más, todavía no es el tiempo”.
Finalmente dejó de pintarme; pero esta vez me tomó y me metió en otro horno. Este, era distinto al anterior, ¡mucho más caliente! Ahora sí estaba segura de que me sofocaría.
Le rogué y le imploré que me sacara. Grité y lloré, pero él solo me miró diciendo: “Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo”.
En ese momento había perdido las esperanzas. ¡Nunca lograría sobrevivir a ese calvario!
Justo cuando estaba a punto de darme por vencida, se abrió la puerta y mi creador me tomó cariñosamente, colocándome en una repisa que era aún más alta que la primera.
Allí me dejó por un momento para que me refrescara.
Al cabo de una hora de haber salido del segundo horno, me dio un espejo y me dijo, “Mírate, ésta eres tú”.
¡Yo no podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo! ¡Lo que veía era hermoso!
Mi creador nuevamente me dijo: “Yo sé que te dolió haber sido amoldada por mis manos, pero si te hubiese dejado como estabas, te hubieras secado.
Sé que sufriste mucho calor y dolor cuando estabas en el primer horno, pero de no haberte puesto allí, seguramente te hubieras estrellado.
También sé que los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero si no te hubiese pintado, tu vida no tendría color. Si no te hubiera puesto en ese segundo horno, no hubieses sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido suficiente para que subsistieras. ¡Ahora eres un producto terminado! ¡Eres lo que yo tenía en mente cuando te comencé a formar!”Lo mismo ocurre con nosotros. La energía divina dentro nuestro, es sabia y nunca nos va a poner pruebas sin sentido y que no soportemos.
Nuestro ser sabe lo que está haciendo con nuestras personalidades.
Él es el artesano y nosotros somos el barro con el cual trabaja.
Las situaciones de la vida nos amoldan y nos dan forma para que lleguemos a ser una pieza fuerte.
No siempre podemos tener respuestas. A veces duele.
A veces cuesta. Pero si confiamos y sabemos esperar, vamos a descubrir el por qué. Y sobre todo el para qué.Fuente: www.espiritualidaddiaria.infobae.com O | |
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