Desde el siglo XIX la obra había sido considerada una representación de un conocido orfebre que trabajó para el rey Enrique VIII, en cuya corte estuvo pintando Holbein durante más de una década, pero debido a los intentos por descifrar la escritura presente en la carta que sostiene el retratado en su mano izquierda, los expertos creen haber descubierto evidencias que sugieren que el hombre del lienzo podría ser otra persona, aunque también llamado Hans de Amberes.
De acuerdo con documento, la primera referencia sobre esta pintura data de 1639, pues se menciona que formaba parte de las piezas pertenecientes a la colección real, pero en ese entonces se desconocía quién era el personaje retratado.
Gracias a la tecnología que hoy en día utilizaron los historiadores británicos, encargados de la restauración de la pieza, es que descubrieron que durante los primeros 100 años de vida de la obra, ésta tuvo un accidente, gracias a las pruebas de rayos X han podido determinar que la pintura se rompió en tres partes.
Por esta razón, la obra tuvo que ser sometida a una restauración en la que fue repintada, proceso en el que perdió fidelidad y la verdadera identidad del modelo en ella.
Por suerte, la actual restauración ha permitido devolver el aspecto original a la obra, sacando a la luz detalles hasta ahora desconocidos, como una llave, un anillo, o el símbolo presente en el sello para firmar documentos. Este último elemento es el que ha sido más útil para identificar al enigmático personaje de la obra.
Tras la restauración los expertos descubrieron que el emblema de este sello había sido modificado para parecerse a una "W", cuando en origen consistía en un círculo y unas líneas cruzadas, un símbolo empleado por algunos comerciantes alemanes.
Con esta evidencia, los especialistas han mencionado que casi podrían jurar, que se trata de un importante comerciante alemán de la Liga Hanseática que negoció con Inglaterra.
De los tres expertos en paleografía que analizaron la escritura en la carta sostenida por el personaje, dos creyeron identificar una letra "k" en el nombre de la carta, sugiriendo el nombre de "Henricken", mientras que el tercero cree leer "Hans de Amberes".
Es posible que este último fuera su nombre, una coincidencia que alimentó durante años la confusión con el otro Hans de Amberes, orfebre del rey. De ser así, el comerciante alemán habría tenido en Amberes -entonces en los Países Bajos españoles- su base de operaciones.
En cualquier caso, de lo que no hay duda es de su condición de hombre de negocios adinerado, capaz de pagar un retrato realizado por el mismísimo pintor de cabecera del propio Enrique VIII.
Actualmente la pintura está exhibida al público como parte de la exposición 'El Renacimiento del Norte: De Durero a Holbein', en la Galería de la Reina del Palacio de Buckingham, en Londres.