Un mismo hecho puede ser considerado más o menos positivo en función de nuestro estado de ánimo. Los resultados que conseguimos dependen en gran medida de ello. Así, resulta importante “trabajar nuestra actitud” para conseguir más fácilmente aquello que perseguimos.Está demostrado que los resultados de las personas optimistas son mejores que los de los pesimistas.
Si esto es así, ¿no sería conveniente prestar atención a aquellas cuestiones que mejoran nuestro estado de ánimo?. ¿Cómo?
1. – Deja de utilizar frases negativas.“No puedo”, “es imposible”, “no conseguiré”,… Sólo te generarán resultados negativos. Son frases “autolimitadoras”. Debes cambiarlas por frases en positivo. “Yo puedo”, “voy a hacer lo posible por…”, “lo conseguiré”.
2. – Concéntrate en las cuestiones que sí están a tu alcance.Hay muchos factores que están fuera de tu área de influencia, y que consecuentemente no están bajo tu control. Concéntrate en aquellas cuestiones sobre las que sí puedes actuar. Tu estado de ánimo no debe estar condicionado por factores externos que no dependen de ti
.3. – Cambia el mensaje de las preguntas que tú mismo te formulas.Si el sentido de las preguntas que te formulas es negativo, tus respuestas no pueden ser positivas. Si por contra, te realizas preguntas en positivo, tus respuestas serán positivas, y te ayudarán a mejorar tu situación. Cambia las preguntas del tipo ¿Por qué me pasa esto siempre a mí?, ¿por qué todo me ocurre a mí?, ¿qué he hecho yo para merecer esto?,… por ¿cómo resuelvo esta situación?, ¿cómo puedo salir reforzado de esto?,…
4. – Cambia tu lenguaje. Analiza tus respuestas.¿Qué respondes a preguntas del tipo “qué tal estás”?. Analízalo. Si en multitud de ocasiones, la respuesta más habitual es “tirando”, “lo voy llevando”, “luchando”, “subsistiendo”, “sufriendo”,… ninguna de éstas incita a la acción y al optimismo. Denotan derrota y abatimiento. Aunque tu situación sea la misma, el mensaje que transmites, y tu actitud cambiará si sustituyes estas respuestas por “trabajando para conseguir mis metas”, “ilusionado por alcanzar…”.
5. – Piensa en tu líder.Ante cualquier dificultad, plantéate, ¿cómo resolvería X (tu líder) esta situación?. El hecho de cambiar el problema de tu primera persona a la tercera persona, y que precisamente sea el líder que admiras y sigues, te ayudará a buscar soluciones rápidamente.
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