El ser humano, tiene una vibración lenta, un Ángel es de frecuencia vibratoria muy alta, es decir, hacen vibrar a tal velocidad sus átomos que pasan al estado radiante, generan luz; por esto se les llama "Seres de Luz". Los Ángeles pueden alcanzar una mayor expansión y contracción que el ser humano porque sus cuerpos son más fluidos.
El espíritu tiene una vibración de una intensidad infinita, a tal grado que se puede considerar como si estuviera en reposo. De la misma manera, el cuerpo físico, que es de materia densa, tiene una vibración tan débil que parece también estar en reposo.
Para que un ser humano sea capaz de percibir la presencia física de un Ángel hace falta que esta persona haya cambiado ya su frecuencia vibratoria mediante el cambio de conciencia. Nosotros no podemos aspirar a que Dios o los Ángeles vengan a nosotros, somos nosotros los que nos tenemos que elevar hacia ellos.
¿Cómo elevar nuestra frecuencia vibratoria? Siendo mejores. Aprendiendo no solamente las teorías espirituales, sino llevándolas a la práctica. Medita, vive dentro del amor y el servicio a lo que te rodea. Todo acto que deriva del amor, limpia y expande tu energía al igual que tu conciencia acelerando tu frecuencia vibratoria. En cambio todos los actos que no derivan del amor, como el rencor, el resentimiento, la tristeza, la depresión, la preocupación, el miedo, etc. crean bloqueos en tu energía, deteniendo su flujo natural, haciendo que tu aura se torne gris y con esto, toda esperanza de contacto angélico se disipa. Ya que la comunicación directa con ellos depende en mucho de nuestra calidad humana.