Saturno, según la mitología, es un viejo con rostro severo que castiga a sus hijos. También conocido como Cronos, era uno de los 12 titanes, descendientes divinos de Gaia, diosa de la tierra, y Urano, el dios del cielo. Con la ayuda de su madre, Cronos atacó y castró con una hoz a su déspota padre quien lo maldijo profetizando un futuro similar para él.
Cronos, dios del tiempo y su hermana-esposa Rea engendraron a seis de los 12 dioses y diosas del Olimpo. Sin embargo, Cronos, celoso de sus hijos y desconfiando de que hicieran con él lo mismo que hizo él con su padre, se los fue comiendo a medida que iban naciendo.
Rea engañó a Cronos, al sustituir al sexto, Zeus (Júpiter en la mitología romana), por una piedra envuelta en pañales. Rea escondió a su hijo en Creta, y cuando Zeus llegó a adulto, obligó a su padre a regurgitar a sus hermanos.
La casa donde esté emplazado este misterioso planeta con anillos es donde nos apabulla la sensación de restricción y límite. Donde el fantasma del miedo o el conservadurismo no permite que nuestra creatividad salga a la luz con todo su brillo.
Pero así de riguroso, cuando vislumbra un esfuerzo de nuestra parte nos premia por perseverantes y pacientes.
Podemos sufrir y temer a Saturno o asociar este arquetipo con el viejo sabio que se vale del dolor y la restricción para enseñarnos a cultivar con tesón todo aquello que debe ser mejorado y pulido en nosotros. Como resultado de esto vamos a lograr convertirnos en maestros de nuestra inicial limitación.
Podemos hacer muchos esfuerzos para lograr llegar a la cima, tropezar en el camino con obstáculos y seguir luchando hasta lograr aquello que deseamos.
Saturno representa lo estático, la responsabilidad, lo conservador, el no cambio, las restricciones, la rigidez, el tiempo, las limitaciones, la experiencia obtenida a través de la disciplina y los años, la tristeza.
Cada aproximadamente 29 años este planeta da un giro completo, es el llamado retorno de Saturno. Este es un momento donde nos replanteamos qué vamos a hacer con nuestras vidas, suelen sucedernos muchos cambios que nos empujan a tomar nuevas responsabilidades, nuestra profesión y nuestras relaciones suelen verse afectadas por este tránsito.
Un reajuste de nuestra filosofía de vida y de nuestros parámetros morales suele presentarse como una necesidad.
Si ignoramos este tránsito y los cambios que nos reclama, estamos deteniendo nuestro crecimiento como individuos espirituales.
En lo físico está relacionado con la piel, el oído, la bilis, los dientes, los huesos, la vesícula biliar, el lóbulo anterior de la glándula pituitaria, los huesos, las articulaciones, sobre todo con las rodillas, ligamentos, tendones y cartílagos. La absorción de sales minerales corresponde a Saturno.
Otros aspectos de Saturno están relacionados con la ambición, la vejez, la lentitud, la sabiduría, la madurez, la resistencia, la perseverancia, la concentración mental, la responsabilidad, la estabilidad, la integración, la precaución, la soledad.
Lo que hay que aprender es a convivir con Saturno, hacerse su amigo, comprender de qué modo nos ayuda y dejar de temer que nos engulla.
Autora: Valeria Correia Nobre