Ha pasado, y en muchos lugares, aunque parezca ficción, aún sigue sucediendo, que el hombre con su energía masculina distorsionada, disminuyó el poder de la mujer, lo saboteó y dominó.
Hoy en día se habla del surgimiento de la energía femenina, del poder de la mujer, de su rol esencial en la Nueva Tierra. Hay un movimiento espiritual que se está manifestando, y mucho está siendo plasmado desde las manos, voz, cuerpo y sensibilidad de la mujer.
Todo se vuelve más armonico y equilibrado con este surgimiento, valoración y redención de la mujer y lo femenino, pero a la vez, no olvidemos que una energía sin la otra pierde su complemento.
Muchas veces, un extremo convoca el otro. De la total dominación masculina se pasa a la total supremacia sólo de lo femenino. Sin embargo, todos sabemos, que cada ser humano cuenta con su energía preponderante, masculina o femenina, pero que, además está su complemento ayudando a equilibrar la balanza. Si rechazamos o disminuimos una energía, lo estaremos haciendo, incluso, en nosotros mismos.
Si la mujer de repente quisiera tomar todos los roles, desplazar al hombre por sentirlo innecesario, no estará más que distorsionando su propia energía a falta de su complemento. Si el hombre, por inconsciencia también, impone su fuerza aplacando a la energía femenina, estará él mismo perdiendo una fiel cualidad.
Hombres y mujeres, energía masculina y femenina integradas, tienen un poder único. De la mano de los dones más destacados de cada energía, veremos surgir lo que esperamos.
Celebrando y honrando el poder y potencial de cada energía, podemos mirarnos e inspirarnos, hombres y mujeres, y sentirnos mutuos y grandes maestros.