Los resultados de las excavaciones arqueológicas y de la más reciente investigación arqueobotánica han documentado la difusión del uso de la adormidera y el opio en muchos lugares del mundo antiguo. En el Mediterráneo occidental, los estudios carpológicos documentan la presencia de cuatro cápsulas de adormidera en la Cueva de los Murciélagos de Abuñol (Granada), en un enterramiento neolítico en el que se descubrieron algunos cadáveres situados al fondo de la caverna asociados a cestillos que contenían restos de flores y semillas de adormidera (Guerra Doce, 2006: 201). También se conocen datos sobre algunas semillas en el Calcolítico de Buraco da Pala. Estudios más recientes en niveles del Neolítico confirman su presencia con un gran número de semillas en Cueva del Toro en Antequera (Málaga), en Cueva de los Murciélagos de Zuheros (Córdoba) y en el Bronce de Peñalosa, entre otros yacimientos peninsulares.
En Francia se la encuentra en contextos lacustres del Neolítico final y del Bronce final del norte del país. También en los palafitos de Suiza e Italia han sido encontradas cápsulas de adormidera en grandes cantidades y de una variedad, al parecer, cultivada, lo que presupone un conocimiento específico y unos fines concretos, sobre los que ahora no podemos especular. Toda esta documentación, con más de sesenta yacimientos europeos del Neolítico y Calcolítico que han proporcionado evidencias ha sido recopilada de forma minuciosa por E. Guerra Doce (2006: 199-214). Para la Edad del Bronce su presencia está documentada en más de treinta yacimientos europeos, entre ellos algunos argáricos, como Fuente Alamo, en la Península Ibérica (Ead., 290). En los poblados de época ibérica de El Castellet de Bernabé en Llíria y Los Villares de Caudete de las Fuentes, ambos en Valencia, se han encontrado semillas de adormidera que podrían corresponder a su representación iconográfica sobre objetos de piedra, metal, cerámica y terracota (Juan-Tresserras, 2000: 263).
Pipas rituales para fumar opio han sido halladas en Kitión (Chipre) y en Gazi (Creta) en un contexto del Bronce Final (Karageorghis, 1976), posiblemente conectadas a ritos de fertilidad.
n Egipto, y procedente de la necrópolis de Dehir el Medina se halló una cápsula de adormidera sin cortar, supuestamente datada en época de Tutmosis III (Merilles, 1968: 155), y en la tumba del arquitecto Kha también en Deir el-Medina, que murió durante el reinado de Amenhotep III, su estatua de culto lleva sobre los hombros un collar realizado enteramente con cápsulas de adormidera. En este enterramiento los investigadores han encontrado, procedentes de algunos recipientes, restos de alcaloides, como la morfina y la hiosciamina, que sugieren que alguna vez estuvieron en contacto con substancias derivadas de la adormidera y de alguna solanácea, tal vez la mandrágora, planta que, por cierto, interviene entre los motivos que decoran el respaldo de la silla encontrada en la misma tumba. No es un hecho aislado.
La mandrágora, el loto y la adormidera están presente en un escena grabada en el trono de Tutankamón (Manniche, 1993: 117). El ritual funerario, incluyendo los ornamentos y los enseres con que se dotaban las tumbas de las Dinastías del Imperio Nuevo, muestra la presencia frecuente de mandrágoras y amapolas rojas de gran tamaño. En el anexo de la tumba de Tutankhamon se hallaron diversos cestos llenos de bayas de mandrágora que habrían sido destinadas a satisfacer las necesidades del rey durante su vida en el Más Allá. También en una tumba de la XVIII Dinastía perteneciente a un alto oficial de Menfis, llamado Maya, se ha encontrado una jarra que según la inscripción que portaba contenía dos litros de una poción aceitosa, uno de cuyos ingredientes era la mandrágora. Mucho antes, en la tumba del faraón Siptah y de la reina Tausrit de la VIII Dinastía se ha encontrado pendientes que representan cápsulas de adormideras (Leca, 1986: 342). También en El Amarna algunos colgantes muestran la parte superior de la cápsula de la adormidera y un collar lleva perlas con la forma de estas cápsulas (Gabra, 1956: 43). En el Museo del Louvre, se conserva un pequeño vaso de pasta azul esmaltada, procedente también de El Amarna, cuya forma es similar a tales cápsulas.
Las investigaciones de R.S. Merrillees (1962; 1968) sobre una serie muy característica de recipientes chipriotas -pequeñas jarritas con forma de cápsula de adormidera- han llamado la atención sobre la existencia en el Bronce Final de un comercio chipriota de exportación de opio a Egipto y el Levante, incluida Palestina. El análisis de los residuos de algunos de estos recipientes ha confirmado que, efectivamente, contenían opio.
En Anatolia, procedente de las ruinas del palacio de Beycesultan, destruido por un incendio en torno al 1900 a. C., se ha encontrado un recipiente ritual que contenía semillas de adormidera (Karageorghis, 1976: 127). Mucho más cercanas fueron las muestras de amapola que se localizaron en la ciudad de Hansalu, en la región del lago Urmia, datadas en torno al primer milenio y que en opinión de J. Schultze-Motel se trataba de amapola somnífera (J. Schultze-Moltel, "Literature on Archaeological Remains of Cultivated Plants (1991/1992)", Vegetation History and Archaeobotany, 3, 1994, pp. 33-61.). Asimismo, los análisis paleobotánicos demuestran que la papaver somniferum estuvo presente en Cartago desde a época púnica hasta el periodo bizantino (W. van Zeits-S. Boltema, "Paleobotanical Studies of Carthage", Cedac Carthage, 5, junio 1983, p. 19).
Por otra parte, en el templo de Asclepio de Epidauros el opio era probablemente utilizado para inducir la "enkoimesis" el sueño profudo de los pacientes en el interior del templo por medio del cual actuaba curativamente la divinidad (H. Askitopoulou et al, "Surgical cures under sleep introduction in the Asclepieion of Epidauros", International Congress Series, 1242 (2002), p. 12).
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