Alguien amable es alguien que puede ser amado. Para entender mejor el concepto digamos que es algo parecido a “querible”. Cuando utilizamos el poder de la amabilidad, las puertas se nos abren, la gente nos sonríe y hacemos un mundo más agradable. La amabilidad es hija del amor. A partir de la “queribilidad” que nos muestran y que demostramos hacia otros, hacemos contacto con esa parte de nosotros que desea ver en el prójimo a alguien PROXIMO. La proximidad hacia otros nos impide aislarnos de la red humana universal y por consiguiente formamos parte del sentimiento colectivo de que todos somos uno.
NO es en vano aquel dicho que dice: La Unión hace la fuerza.
Si buscamos una casa para mudarnos, un empleo, una pareja u otra cosa que estemos necesitando, el resto de las mentes y espíritus a quienes nos hemos aproximado aunque sea por un instante en el metro o en la camioneta, sentirán nuestra necesidad como suya e irán apareciendo oportunidades de la “nada” para procurar nuestro bienestar.
Las mentes y los sentimientos se unen consciente e inconscientemente con quienes a través de la amabilidad reconocen el sentido de la unidad.
Sin embargo, no confundas la amabilidad que nace del corazón y del reconocimiento y el respeto al otro como a ti mismo, con el interés de obtener cosas a cambio. La mente universal que reside en todos no es tonta. NO puedes engañar al Universo. La contabilidad del Universo es exacta. Ninguna factura queda sin pagar y ningún beneficio queda sin ser otorgado de acuerdo a las leyes de Causa y Efecto.
Si te cuesta ser amable en forma espontánea tómalo como una práctica diaria que irá mejorando a medida que vas ejercitándote más.
Hay muchas maneras de ser amable: ayudar a cruzar a un anciano la calle, el dar los buenos días, o buenas tardes, sonreír al saludar, ayudar a alguien a conseguir una dirección, ayudar a un compañero de trabajo, y sobretodo ser amable con la familia. Pensamos que la amabilidad está reservada para los extraños cuando en nuestros hogares a veces actuamos con verdadero desprecio o indiferencia con quien nos procura el alimento, nos limpia la casa, nos presta dinero, nos da un aventón a la farmacia etc. Comienza siendo amable contigo mismo apreciando y agradeciendo tus talentos y cualidades y deja de autocriticarte. Trátate con gentileza y veras que ese sentimiento de amor hacia ti mismo comenzará a crecer y lo podrás expandir hacia otros. Tu vida cambia para mejor y no cuesta nada.
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