Cuando estamos experimentando alguna situación que nos desagrada o que nos causa sufrimiento, sentimos una gran necesidad de expulsarla de nuestra vida.
En estas situaciones, por lo general, mantenemos un diálogo interior que oscila entre la rabia, la angustia, la desesperación, la vergüenza, la impotencia, el miedo y el deseo de que todo eso desaparezca para siempre de nuestra vista porque no queremos verlo. El universo que se encuentra a nuestra entera disposición y que nos da lo que nosotros le pedimos, nos ofrece justamente este resultado, dejamos de ver claro. Nuestra pérdida de visión no solo disminuye la visualización de las alternativas existentes, sino que además, afectamos la calidad de nuestra visión óptica debido a la resistencia a ver o experimentar alguna situación desagradable, como lo estudió el médico oftalmólogo Williams Horatio. ¡Así de poderoso somos!
Cuando nos avocamos a resistir alguna situación cerramos las posibilidades de salida y nos rodeamos de otra infinidad de inconvenientes. Podemos generarnos varios tipos de malestares, como dolores de cabeza, dolores de cuerpo, mal dormir, estado nervioso alterado y tantos otros que ya sabemos, porque todos en mayor o menor grado, hemos pasado por esta situación en algún momento de nuestra vida.
La cosecha de malestares nos está señalando que este camino puede ser no recomendado cuando de cambiar alguna situación se trata, por no decir que es el menos indicado. Desear que la situación desaparezca, en realidad es un camino estéril, inútil, agotador y dañino. Cualquier pensamiento, sentimiento y emoción que nos genere malestar no nos lleva muy lejos. Te invito a observar la situación desagradable de otra manera y mira lo que sucede.
Por ejemplo, si estás en medio de la escasez, puedes dejar de mirar por un pequeño momento tus cuentas, deudas y compromisos pendientes, para darte un espacio para ti. Puedes sentarte cómodamente en una silla para acompañarte, para comprenderte, para hacerte un cariño, para abrazarte en medio de la escasez, para perdonarte por llevarte hasta allí y para desearte salir de eso con todo tu corazón. Comprobarás que te llenas de paz, porque comprenderás que no está sucediendo nada terrible y te sentirás mas tranquilo, porque has dejado de estar en contra de tu escasez y has enfocado tu mirada hacia la abundancia. Al estar a favor de la abundancia comenzarás a visualizar las salidas. Puedes demorar un tiempo en aclararte, pero sin duda lo lograrás.
Si estás en medio de cualquier situación desagradable o dolorosa, puedes darte el espacio para dejar de enfocarte en la oscuridad de tu problema, activa la claridad y observa las nuevas posibilidades que son tantas y tan variadas.
Es importante aceptarte tal como estas ahora, amarte así, en esa condición, comprendiendo que nada malo está sucediendo contigo, comprendiendo que solo estás experimentando una nueva experiencia que quizás nunca viviste antes o que quizás ya has vivido muchas veces, pero que puedes abandonar ahora si así lo decides. Es tan importante que te abraces con ternura, así como abrazarías a un hijo que llega a casa con alguna pena profunda.
Si estás enfermo, aunque sea gravemente, abrázate enfermo, reposa tu cuerpo, acepta tu enfermedad, descansa y comienza a respirar la salud, absorbe la salud, invoca la salud, llénate de salud. Lleva luz, oxigeno y vida al órgano de tu cuerpo que está enfermo y sentirás alivio. Si te mantienes allí por un tiempo, pronto te sentirás mucho mejor y dispondrás al universo para que te ayude a encontrar la terapia, las medicinas y todos los medios más adecuados y disponibles para ayudarte. Deja de estar dolido y en contra de tu enfermedad sintiéndote una víctima impotente y deja de alimentarla sintiendo lastima de ti.
Si no sabes cómo resolver cualquier situación complicada de trabajo, de relaciones o de lo que sea, deja de estar en contra de eso. Acepta que lo estás viviendo tal cual está ahora mismo para ablandar alguna parte de ti. Acepta que puedes reponerte y celebra la llegada de un nuevo entendimiento, de un nuevo enfoque. Comienza a respirar la claridad para resolver, la inteligencia, la fortaleza, la nueva visión y las nuevas posibilidades.
No conviene estar en contra de nada. No conviene hacer campañas en contra de lo que queremos cambiar, pero sí conviene hacer campañas a favor de la solución. No conviene estar en contra de la guerra o la violencia, pero sí conviene estar a favor de la paz. No conviene estar en contra de la situación que tú mismo has creado, pero sí conviene reconocerla para sanarla. No conviene recrear el mismo problema una y mil veces, pero sí conviene visualizar las salidas. No conviene mirar lo que nos desagrada, pero sí conviene descubrir lo que nos agrada.
A veces nos tratamos tan duramente, que lejos de ayudarnos, nos hacemos mucho daño. Cada vez que nos reclamamos algo, que nos avergonzamos por estar donde estamos, que nos sentimos culpables o indefensos, estamos alimentando la misma situación. Si dejamos que la luz entre al problema este se puede resolver rápidamente.
OSHO describe esto tan bellamente con las siguientes palabras; “La oscuridad es la ausencia de luz. Tu no haces nada directamente con la oscuridad ¿no es así? No puedes empujarla hacia afuera. No hay manera posible de hacer algún arreglo para que desaparezca la oscuridad. Tienes que hacer algo con la luz. Puedes seguir luchando con esa oscuridad toda tu vida y no tendrás éxito, pero tan solo una vela pequeña es suficiente para disiparla”.
Comprendo que puedes tener esta información clara a nivel intelectual, pero tendrás que dar un paso más para resolverlo, porque luego tu mente comenzará a jugar su papel protagónico de negarse a la nueva mirada. Puedes hablar con tu mente, decirle que la comprendes, pero que estás dispuesto a intentar una nueva manera de resolver la situación. Tampoco es necesario estar en contra de ella, tu mente puede pensar lo que quiera, solo es un manojo de ideas almacenadas con el tiempo. Tú puedes intentarlo aunque a ella no le parezca adecuado.
Patricia González