De entre los múltiples reportes de desapariciones misteriosas, que presentan a la vista de muchas personas, destaca el que le aconteció a David Lang, en septiembre de 1880, en una zona muy próxima a su granja, en Gallatin, estado de Tennessee.
En aquella ocasión, David se dirigía a su domicilio, en el momento en que apareció en su camino el carruaje del juez Augustus Peck, un cercano conocido de la familia. Los hijos de David, desde la granja, vieron como su padre levantaba una mano para saludar al afable juez. Incluso escucharon su voz alegre al hacerlo. Y en ese momento David desapareció por completo. La esposa de Lang y sus hijos corrieron estupefactos hacia el sitio en donde lo vieran en el último instante, el azorado juez bajo presuroso del carruaje para acompañarles, pero no encontraron a nadie. El terreno empastado no tenía agujero alguno en donde pudiera haber caído el granjero, y en mucha distancia a la redonda no había un solo matorral en donde pudiese haberse ocultado. Llegaron más vecinos, excavaron la zona, fue infructuoso. Luego, en la primavera siguiente, Sarah, una de las hijas de David Lang, notó que en el lugar donde se había esfumado el granjero el pasto se notaba amarillento, configurando un círculo notable de tres metros de diámetro. La niña divulgo el hallazgo a su madre y a los demás vecinos. En el momento de la puesta de sol la niña volvió al lugar acompañada de su hermano; ambos comenzaron en llanto a llamar a su padre desaparecido; ambos recuerdan haber oído su voz respondiéndoles como si proviniera de una enorme lejanía. Y nada más.
Fuente: Lanza del Destino