Un tema en particular que es objeto de acalorados debates en los círculos de activistas es la depravación de la vida privada de aquellos en el poder, como la familia real británica. Sabemos y entendemos que estas personas son capaces, y obviamente culpables, de dirigir gran parte de los actos más horribles de violencia que se ven en este planeta, pero toda esta violencia es a menudo llevada a cabo a través de organizaciones y otras personas, para que ellos puedan mantener su imagen benévola.
Lamentablemente, la realidad y las intenciones de los que están en el poder está a menudo muy lejos de ser benévola. En casi todos los casos de la realeza y la autoridad en todo el planeta, y a lo largo de la historia, hemos visto una y otra vez que aquellos que ostentan el poder conducen su vida hacia actos de extrema violencia y autoritarismo.
Fuera de todas las tiranías sanguinarias del mundo, la familia real británica es sin duda la más vil, en términos de su influencia en el mundo, así como su larga historia de corrupción y violencia. Si se contaran las poblaciones indígenas asesinadas por la corona británica en el siglo pasado, no hay duda que el número de muertos sería mayor que los asesinatos perpetrados por Stalin y Hitler juntos.
La reina tiene en su poder más de 1/6 parte de las tierras del mundo , y este territorio no fue de ninguna manera adquirido por la vía pacífica y legítima. Incluso podríamos afirmar que los crímenes de guerra llevados a cabo por las colonias británicas, como Estados Unidos e Israel, son también una consecuencia directa de la política mundial transmitida por la familia real y sus cómplices en el sector bancario.
Con todo esto, a mucha gente todavía le cuesta creer que algunas cosas realmente enfermizas puedan estar ocurriendo tras las puertas cerradas de los poderosos. Hay un montón de pruebas que respaldan las acusaciones, pero como estas personas tienen el control de la policía, de los medios de comunicación y del discurso público en su totalidad, siempre son capaces de barrer sus crímenes bajo la alfombra.
Macabro descubrimiento: restos de Alisa fueron encontrados en la finca de la reina en Sandringham a menos de una milla de donde la familia real se reunio para Navidad (abajo a la izquierda)
Una controversia se ha presentado cuando el cuerpo de una adolescente fue encontrado en una de las haciendas privadas de la familia real británica en Sandringham, Norfolk. Los medios de comunicación y la policía, por supuesto, niegan que exista alguna evidencia que vincule a la familia real con en el cadáver, y afirman que las acusaciones son puramente circunstanciales. Sin embargo, parecen pasar por alto las historias de muertes misteriosas que rodean a la familia real, así como su participación en el tráfico de personas para propósitos de tortura y esclavitud sexual.
Una cosa que personalmente encuentro muy significante en esta historia es que la víctima no era un ciudadano local, de hecho era una mujer de la Europa del Este. Se dice que la víctima y un amigo cercano estaban, bajo condiciones de esclavitud, en un campamento de trabajadores inmigrantes.
Las élites aristocráticas con estrechos vínculos con la familia real han sido condenadas por la importación de esclavas sexuales de varias áreas del este de Europa. La Familia Real ha sido implicada por muchas víctimas en este horrible círculo de secuestros. El año pasado, el multimillonario administrador de fondos de cobertura y estrecho colaborador de la familia real, Jeffrey Epstein, fue acusado de varios cargos de secuestro, pedofilia y trata de personas. A pesar de evidencias condenatorias y múltiples testimonios, Epstein utilizó su influencia política y recursos financieros para superar el caso y obtener una sentencia mínima. Algunas de las víctimas de este caso han denunciado incluso que Epstein “compartía” sus esclavos sexuales con la familia real, presentándolos en forma de “regalos”.
Si se combinan todos estos datos con el hecho de que esta no es la primera vez que un cadáver aparece misteriosamente en tierras de la familia real en el último año, tenemos todo el derecho a desconfiar. Lo peor es que la familia real celebraba la festividad de “Boxing Day” o “Día de las Cajas”, a sólo unos metros de la escena del crimen, justo una semana antes de que el cuerpo fuera descubierto.
Podemos admitir que estas evidencias no serían suficientes para enculpar a alguien, sin embargo, si usted o yo se vieran implicados en una situación similar, estas evidencias, sin lugar a dudas, nos señalarían como los principales sospechosos del asesinato, y justificarían la búsqueda de nuestras pertenencias y una completa investigación sobre nuestras actividades. Por desgracia, todavía no vivimos en un mundo donde todo se lleva a cabo con los mismos estándares, por lo que las personas que llevan trajes ridículos y son dueños de una gran parte del planeta nunca son considerados como potenciales sospechosos en un caso de asesinato, incluso si aparece un cadáver justo en su jardín.
Mucho se puede decir sobre la familia real británica, desde su relación con el histórico Conde Drácula, hasta su participación en la trata de personas y su apoyo al régimen nazi. El príncipe Harry ha llegado a ser visto en las fiestas vestido como Hitler, con parche con esvástica y todo. Y a todo ésto hay que sumarle la violencia institucionalizada que esta y otras líneas de sangre emplean a través de los gobiernos, las corporaciones multinacionales y el control de sistemas tales como las Naciones Unidas.
Joseph Stalin dijo: “Una muerte es una tragedia, un millón es una estadística”. Aunque ésto no sea verdad, por desgracia así es como la gente ve las cosas. Mientras que los millones de muertos en Oriente Medio y otros lugares es un crimen mucho mayor que un cuerpo encontrado en una finca real, ésta es una tragedia que es más fácil que entre y conmueva la mente de las personas. Por lo tanto, profundizar en este crimen podría exponer a la élite y empujar un diálogo público sobre la guerra y la opresión que sea más cercano a la realidad.
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