Los Ángeles son seres puramente espirituales, dotados de inteligencia, voluntad y libre arbitrio, elevados por Dios al orden sobrenatural con energía pura, espíritus elevados. Fueron creados perfectos libres de las limitaciones de lo humano. Son seres de luz, criaturas amorfas, asexuadas, de naturaleza inmortal que cuando necesitan tener contacto con alguna persona pueden presentarse tanto como hombre o mujer u otro tipo de energía. No son solamente seres etéreos que viven en dimensiones superiores, también en la Tierra puede haber muchos seres que se conviertan en Ángeles, Ángeles humanos, en seres que ayuden a los demás, y se sientan gratificados por esta labor.
Cuantas veces nos encontramos con amigos, familiares, compañeros y hasta extraños, que sin ningún otro interés de por medio nos ofrecen su ayuda en el momento en que lo necesitamos muchas veces sin pedirlo. A estos seres también podemos llamarles Ángeles.
Los Ángeles existen para glorificar a Dios. Son entidades celestiales que como función más importante tienen ser el nexo, la comunicación entre lo humano y la divinidad. El nombre de ángel deriva del latín Ángelus y del griego Angelos, significando Mensajero de Dios. En hebreo se dice ?ma? lak?, que también significa mensajero.
Dios creó a los Ángeles para conocerlo, amarlo, servirlo y proclamar sus grandezas, ejecutar sus órdenes, gobernar este universo y cuidar de la conservación de las especies y de los individuos que él contiene.
Como príncipes y gobernadores de la gran Ciudad del Bien, la que se refiere a todo el sistema de la creación, los Ángeles presiden, en el orden material, el movimiento de los astros, la conservación de los elementos. Unos cuidan de los cuerpos celestes, otros de la tierra y de sus elementos, otros de sus producciones, árboles, plantas, flores y frutos. A éstos, está confiado el gobierno de los vientos y mares, de los ríos y fuentes; a aquellos, la conservación de los animales. No hay una criatura visible, ni grande ni pequeña, que no tenga una potencia angélica encargada de velar por ella.
Se encuentran en el plano de energía vibracional, plena zona de luz absoluta cuyo oficio determinado por Dios es el de trabajar, proteger y velar por la elevación espiritual de la humanidad. Al ser su vibración pura mayor que la del ser humano se tornan invisibles al ojo humano cuando logramos notar su presencia inevitablemente algo hermoso sucederá y empezaremos a recorrer el camino del alma. Si decidimos tomar este rol, tal vez queramos llegar más lejos, tal vez queramos crear alguna asociación, escuela o agrupación que se dedique a este fin, y tal vez queramos contar con la ayuda de más gente, para poder extender esta ayuda todo lo posible. Es en ese caso donde deberemos reunir gente con el mismo propósito espiritual que nosotros.
Cada uno de nosotros tiene una misión: crear paz, armonía, alegría y buenos propósitos para nosotros mismos? y luego lograr contagiar este maravilloso estado interior al mundo en que vivimos. Cada sonrisa que salga de nosotros es un regalo al Universo en que vivimos? en la medida que estemos creando paz dentro de nosotros mismos, la estaremos creando para el resto de la humanidad?
Te invito a que entres en este hermoso camino y te prepares a formar parte de un gran equipo. Un equipo de seres preparados para un nuevo mundo, un grupo dispuesto a dar y a recibir, a tener apertura para nuevas enseñanzas, que permiten ir perfeccionándonos, porque sólo si estamos bien y centrados es que podemos aportar lo mejor de nosotros para nuestros semejantes, para nuestro medio ambiente y para ir contagiando a través del magnetismo que emana de nosotros esa felicidad y alegría genuina de los Ángeles.
Su existencia esta reconocida por la mayoría de las religiones desde los primeros tiempos a través de escritos bíblicos y la teología.
Los Ángeles son conocidos por varias religiones en todo el planeta. El cristianismo, hinduismo, el islamismo, el zoroastrismo y el judaísmo todo hablan de ellos en sus libros sagrados.
Estos seres hermosos rodean a la humanidad entera, y sólo están en espera de que se les llame o invoque para ayudar o auxiliar a cualquiera que se encuentre en un momento de peligro, riesgo o pena.
El hombre moderno no afirma la existencia de los Ángeles. Tampoco la niega. Simplemente la ignora. No se atreve a hablar de su existencia por miedo a que los demás lo consideren como si fuera algo infantil.
Pero después de nacer, el hombre recibe de Dios uno de esos angélicos guardianes, que lo acompañará durante la vida, protegiéndolo y comunicándole buenas inspiraciones buenos consejos, inspirándonos santos deseos y buenos propósitos. Evidentemente, lo hacen en el interior de nuestras almas, si bien que, como vimos, hayan existido almas santas que merecieron de ellos recibir visiblemente celestiales consejos tales como: Santa Juana De Arco, Santa Hildegonde.
Por extraño que pueda parecer los descubrimientos antropológicos muestran que la existencia de los Ángeles se daba por supuesta desde la más remota prehistoria, en los albores de la vida humana en la Tierra. La creencia en seres espirituales superiores al hombre e inferiores a Dios era entonces universal.
Las mitologías griega y romana, por ejemplo, muestran que el pueblo creía en su existencia. Pero no era sólo el pueblo ignorante el que creía en ellos; los filósofos no eran ajenos a esa creencia universal.
Tales de Mileto y Pitágoras los colocaban en los umbrales del ámbito divino, Sócrates conversaba familiarmente con uno de ellos y Platón y sus discípulos llenaron el mundo con inteligencias puras o dioses secundarios. Aristóteles, por su parte, creía que eran quienes movían los cuerpos celestes. Otro tanto podemos decir de las civilizaciones y literaturas nórdica, eslava, maya u oriental. Todo lo anterior indica que los Ángeles no constituyen un invento.
En la Biblia se habla de los Ángeles en casi todas sus páginas. Sirvieron a Jesús el Hijo de Dios, en el desierto y confortado por uno de ellos en el Huerto de los Olivos, durante su agonía. Detuvieron la mano de Abraham cuando iba a sacrificar a su hijo, los que mataron a los primogénitos de los egipcios, los que condujeron a la victoria a los Macabeos. En el Nuevo Testamento, un ángel fue quien se apareció a Zacarías, y a una doncella de Nazareth en Galilea, y a su esposo en sueños. A lo largo de los siglos, los Ángeles aparecen innumerables veces en la vida de los santos, incluso hasta nuestros días.
Los Angeles nos Protegen
Es por esto que nos resulta difícil concebirlos y más aún imaginarlos, ya que nuestra mente está íntimamente unida a lo material. Si decimos que son sustancias espirituales o formas subsistentes, enseguida nos imaginamos algo extraño. Pero no, no son imaginables. ¿Por qué aparecen con cuerpos en la Sagrada Escritura? Uno estuvo a las puertas del Paraíso espada en mano, otros fueron huéspedes de Abraham, el arcángel Rafael apareció como compañero de viaje de Tobías. Tenían, pues, cuerpos. ¿Cómo se hicieron con ellos? Evidentemente no eran suyos, y por tanto tuvieron que tomarlos, asumirlos de alguna manera, como un hombre que alquila un traje para asistir a una fiesta. Ahora bien, en cuanto y a cómo lo obtuvieron es un misterio.
Algunas veces los Ángeles, cuando son enviados por Dios a los hombres para alguna misión, utilizan la forma humana, a fin de acomodarse a nuestra naturaleza. Sin embargo, en esos cuerpos etéreos y ligeros con los cuales en general aparecen, no están como el alma humana está en el cuerpo, dándole vida y tornándolo capaz de operaciones vegetales y animales.
De todo lo anterior surge que los Ángeles no son el patrimonio de una religión específica, sino Arquetipos presentes en el Inconciente Colectivo de toda la humanidad y por lo tanto podemos inferir que su presencia es una Divina Verdad.
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