Febrero de 1972. Un chico de 11 años y su hermano pequeño arrancan malas hierbas en el jardín de sus padres de Hexham. Así desenterraron dos cabezas de piedra grabadas, cada una ligeramente más pequeña que una pelota de tenis y muy pesadas. Una de ellas se parecía a una cabeza masculina, como un cráneo, y la otra a una cabeza femenina, ligeramente más pequeña que la otra. Parece que esta última tenía rasgos como de bruja.
Poco tiempo después de que los chicos hubieron encontrado las cabezas, algunos incidentes extraños empezaron a producirse en la casa. Las cabezas mismas se movían por ellas solas. Además, objetos de la casa fueron encontrados inexplicablemente rotos. Y un día, la hermana de los chicos, encontró su cama llena de cristales. Sin embargo, fueron los vecinos de al de ellos quienes vivieron los fenómenos más raros.
Unas noches después del descubrimiento de las cabezas, la mujer que vivía en la casa de al lado, Ellen Dodd, velaba a su hija que sufría un fuerte dolor de muelas. De repente, las dos un individuo entrar en la habitación que era mitad hombre, mitad lobo. Aterradas, gritaron pidiendo ayuda y el padre llegó corriendo desde otra habitación a ver qué pasaba. En este mismo instante, el animal había huido de la pieza aunque pudo escuchar sus pasos sordos en la escalera como si se andara sobre sus patas traseras.
Poco después de este incidente, Ann Ross, un doctor que había estudiado la cultura céltica y escrito varios libros sobre el sujeto, tomó posesión de las cabezas de piedra para estudiarlas. Tenía en su posesión varias cabezas similares y estaba seguro que las cabezas de Hexham eran de origen céltico y tenían casi 2.000 años. El doctor, que vivía en Southampton, a cerca de 240 kilómetros de Hexham, no sabía nada sobre las experiencias que habían vivido los propietarios de las cabezas.
El Dr.Ross se llevó las cabezas para estudiarlas. Las puso con el resto de las cabezas. El Dr. Ross se encontró también a la criatura misteriosa unas noches más tarde. Se despertó de frío y asustado despúes de un mal sueño y abriendo los ojos, se encontró frente a frente con un hombre-animal horrible idéntico al visto en Hexham. "Era de 1,80 m de altura, ligeramente encorvado, negro,... La parte superior era de un lobo y la parte inferior humana. Y diría también que estaba recubierto con una especia de piel muy sombría y negra. Lo vi claramente y luego desapareció.”
Después de este horroroso y terrorífico acontecimiento, el doctor y su familia se encontraron en varias ocasiones con el que ellos describen como una criatura enorme y negra, bastante semejante a un hombre lobo. Él aparecía en la escalera, saltaba luego por encima de la batayola para aterrizar en el vestíbulo de donde salía en velocidad enorme. Otras veces podíamos oírle andar por los alrededores sin verlo.
Según el doctor, "había una presencia diabólica en la casa" y por ello decidió finalmente que las cabezas de piedra eran la causa del problema y se deshizo de toda la colección. Ambas cabezas de Hexham pasaron luego en las manos de otros coleccionistas de quienes ninguno vivió aparentemente encuentros con un el hombre lobo. Actualmente, las cabezas están desaparecidas e ignoramos donde están actualmente y si tenían poderes mágicos.