Las creencias están en el corazón mismo de nosotros. Dan forma a nuestro mundo tal como lo conocemos y lo que somos en él.
Las creencias son generalizaciones y doctrinas que sostienen tu vida, a ti mismo y a los demás. Ellas son responsables de lo que eres, cómo te comportas y que llegarás a ser. Tus creencias son tus principios rectores, tu fe, que dan sentido y dirección a tu vida.
En esencia, lo que crees ya sea verdadero o falso, es tu realidad y actuas en consecuencia. Las creencias pueden, si son empoderadoras, ser una fuerza formidable en tu vida. También pueden limitar tus pensamientos y tus acciones, y tener consecuencias devastadoras en tu vida y en la de los demás.
Si crees en el éxito, sin ninguna duda en tu mente, siguiendo tus propios valores, lo conseguirás. Lograr el éxito en cualquier cosa que quieras o elijas debe ser una meta en tu vida.
Y si crees que vas a fracasar, es probable que te estés preparando para el fracaso. El éxito se basa en una mentalidad que empieza con creer en ti mismo. Si crees en tu potencial para sentirte lo mejor que puedes ser, entonces las opciones son ilimitadas. Es entonces cuando las cosas comenzarán a suceder.
Como Henry Ford dijo: “Si crees que puedes hacer una cosa o crees que no puedes hacer nada, en ambas tienes razón.”
Tus Creencias Determinan Tus Experiencias
Nosotros creamos nuestras experiencias. Muy a menudo, cuando se trata de éxito, somos nuestro peor enemigo y ni siquiera lo sabemos. A través de la preocupación y el miedo, creamos todos los fracasos. Nos convertimos en lo que pensamos la mayoría del tiempo. Nuestros pensamientos crean nuestra próxima experiencia, nuestro próximo momento.
Y nuestras creencias crean nuestros pensamientos.
Las creencias básicas o reglas de vida que vives hoy no son más que las de tus padres, la escuela y la sociedad que te ha enseñado y también de las experiencias que has vivido.
Ahora, una vez llegado hasta aquí, tómate unos minutos para pensar acerca de las creencias que sostienen tu vida. Puede ser en forma de “Yo soy …” o simplemente sobre el mundo en general.
No hay creencias verdaderas o falsas. Sólo creencias que te limitan o te impulsan. No te preocupes por la “verdad”, y en lugar de esto decide si son útiles o no para ti, o si una creencia diferente sería más útil.
Adoptando Creencias Empoderadoras
Hoy te quiero mostrar cómo cambiar creencias que te limitan por otras que sean empoderadoras, que te impulsen, a través de tu fisiología.
Con este ejercicio instalarás nuevas creencias de una manera congruente y manejando tres aspectos básicos: Yo creo, Yo quiero, Yo merezco. Además, te harás responsable del cambio que deseas al INTEGRAR también: “Hago todo lo necesario para lograrlo”.
Puedes emplear esta técnica cuando quieras reafirmar un cambio de creencias. Realiza el ejercicio a solas, en un lugar donde no tengas interrupciones y de ser posible, con un espejo delante para que observes tu fisiología. El tiempo es mínimo, dependiendo de cuántas veces quieras repetirlo, pero no te llevará más de quince minutos cada vez.
Para empezar el ejercicio tócate la frente, el lugar donde se producen nuestros pensamientos; después toca donde se encuentra tu corazón, el SÍMBOLO del amor, y por último, toca el bajo vientre, el lugar de nuestras emociones. Tócalo de nuevo, pues ahí se declara el compromiso personal para lograrlo. En seguida sube al corazón y termina tocando la frente.
Al ir pasando las manos por los diferentes lugares, se posan en el cuerpo firmemente, y al terminar cada uno de los enunciados, antes de separar las manos del cuerpo, respira profunda y lentamente.
Sigue estos pasos:
1) Estructura la creencia que deseas en tiempo presente, modo positivo y afirmativo (sin negaciones). Por ejemplo: “Yo puedo aprender inglés”.
2) Con respiración profunda y manos en la frente, repite la frase diciendo:
a) Yo puedo… (el objetivo que te propones)
Con respiración profunda y manos en el pecho, repite la frase diciendo:
b) Yo quiero… (el objetivo que te propones)
Con respiración profunda y manos en el bajo vientre, repite la frase diciendo:
c) Yo merezco… (el objetivo que te propones) y estoy dispuesto a hacer todo lo necesario para lograrlo.
3) Ahora realiza los mismos pasos en sentido inverso, repite el paso b) y el a) de la misma manera para terminar en la frente
4) Repite el ejercicio hasta que observes y sientas que hay CONGRUENCIA entre lo que dices y lo que sientes en tu cuerpo (que no haya titubeos ni olvidos al repetirlo, sino que fluya).
Este ejercicio nos indica qué tanto nuestro cuerpo y nuestros sentimientos son congruentes o no . Al observar en qué paso nos bloqueamos, hay titubeos u olvidos de la frase que trabajamos en ese punto (frente, pecho, bajo vientre) y nos hará notar:
¿Qué tanto lo creo?
¿Qué tanto lo quiero?
¿Qué tanto lo merezco y estoy dispuesto a trabajar en ello?
Al detectar algún problema que te bloquee en alguno de estos tres puntos, trabaja esa parte más veces para que empiece a fluir el ejercicio completo.
Repítelo cuantas veces te acuerdes, hasta que fluya perfectamente al hacerlo. En ese momento la creencia estará INTEGRADA y tú dispuesto a hacer lo necesario para lograrlo.
“Los antecedentes personales son sólo un registro del pasado y tu futuro está lleno de posibilidades ilimitadas“.
José Ignacio Fernández
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