En algunos ámbitos de nuestras vidas, y desde hace algunos años, se están recuperando costumbres, tradiciones y conocimientos de nuestros antepasados. Este interés procede del reconocimiento de una actitud vital más relacionada con la naturaleza y el entorno, y que ahora se quiere recuperar. La ecología, y todas las disciplinas que se están desarrollando a su alrededor trabajan en esta dirección. Los conocimientos de nuestros abuelos nos llegan a través de la transmisión oral entre generaciones, y para conseguir su supervivencia a lo largo de los tiempos han adoptado formas de fácil comunicación como leyendas, dichos populares, refranes, etc.
Símbolos, leyendas y mitos forman un sustrato con el que el mundo científico no cuenta, y el humanístico considera prácticamente críptico, o meramente poético. Pero una parte de la historia del mundo ha estado dirigida por esta sabiduría de transmisión generacional que, todavía hoy, influye en cosas tan fundamentales como es el medio de subsistencia de familias enteras que viven del campo y de los recursos naturales.
El Sol y la Luna son los cuerpos celestes de nuestro sistema solar de los que, prácticamente, todo el mundo admite su influencia en el nacimiento, crecimiento y transformación en los seres vivos y la naturaleza.
Gracias a la Sra. Conchita Aragonés Navarro de Torrevelilla (Teruel) conocí el refrán que motivó esta investigación, que a su vez le había transmitido su padre Sr. Casimiro Aragonés -persona muy especial y gran conocedor de plantas y hierbas medicinales- que utilizaba el refrán para predecir el sexo de los niños que tenían que nacer dentro de una familia a partir del primer hijo no equivocándose jamás. El refrán dice así: “Luna creciente sexo diferente, Luna menguante sexo semejante”.
Es decir, si el primogénito de una familia nace en luna creciente, el segundo, su hermano/a, será de sexo diferente al primero; y si éste nace en luna menguante su siguiente hermano será del mismo sexo que él, y así sucesivamente.
Poco a poco, empecé a comprobar con personas de mi entorno que el refrán era cierto en el 100% de los casos. Ello me animó a seguir comprobando su certeza. Con la inestimable ayuda del astrólogo Sr. Joan Portabella, seguimos la investigación juntos, comenzando a darse casos que no se correspondían con la predicción del refrán. Nos empezamos a preguntar el porqué de estas excepciones y a levantar las cartas natales de las mismas. La investigación intenta concretar el grado de certeza del dicho popular, para incorporarla a nuestros conocimientos sobre la influencia del cosmos en nuestro destino.
El estudio se basa sobre 113 casos comprobables, descartados los casos en los que los ciclos Sol-Luna se encuentran en Fase 1 ó Fase 7 (1), ya que los refranes populares no se basan en cartas natales ni en efemérides.
El resultado de la investigación de esta muestra, expresada estadísticamente, nos aporta los resultados siguientes:
El 72,57% confirma la predicción del refrán.
Del 27,43% restante no corresponde con el refrán (31 casos). Las cartas natales de estos aportan datos de los que se puede concluir:
El 45% de estos casos (14 de las 31 cartas natales) el ciclo Sol-Luna se encuentra en fase 3.
El 52% de ellos (16 de las cartas natales) el planeta Mercurio se encuentra mal aspectado.
En el 67.7% de los mismos (21 de las 31 cartas), el Sol o la Luna están mal aspectados con los planetas generacionales
El 12,9% de los casos restantes no cumplen ninguno de los puntos anteriormente citados.
En la mayoría de los casos se cumplen al mismo tiempo en la misma carta natal, 2 de los 3 puntos citados anteriormente, exactamente en 19 de las cartas natales, y en algunos hasta los 3 a la vez. Damos mucha importancia a estos datos obtenidos, ya que en la Casa 3 de la carta natal se encuentra el área de los hermanos y ésta se encuentra regida por el planeta Mercurio. Por otro lado, el Sol y la Luna son los planetas que con más seguridad nos hablan del sexo masculino (Sol) y del femenino (Luna), y de cómo vivimos los acontecimientos de la vida. Además, la luna hace referencia a nuestra infancia, y los hermanos suelen ser muy importantes en esos años de nuestra vida. Y finalmente los planetas generacionales son planetas que transforman, cambian y sorprenden. Da la sensación que cuándo uno nace decide si quiere tener un hermano o una hermana, y qué desea vivir y aprender junto a él.
El estudio detallado aporta excepciones a tener en cuenta, que de momento se han podido determinar en gran parte, sin que por ello, se descarte una posterior explicación que las unifique dentro de una propuesta más general, lo que permite considerarlo seriamente como sistema de predicción.
Hemos llegado a la conclusión de que este refrán, probablemente existen muchos más, nos ha abierto una puerta para nuestro afán de conocimiento en el campo de la astrología, basándose en algo tan sencillo como es la observación de la naturaleza. ¿Cuántos de estos conocimientos fueron codificados dentro de la sabiduría popular para que perduraran durante los tiempos de miedo y oscuridad?
(1) Se trata de la técnica de “Las 12 fases de la lunación”, donde se toma en cuenta simplemente de la relación en un tema dado entre el Sol y la Luna. Independientemente de los grados de los signos en que están los luminares, se cuenta el número de signos del Sol al de la Luna. Ej. Si los 2 luminares están en el mismo signo, es Fase 1. Si están en los signos opuestos, Fase 7. Si por ej. el Sol está en Leo y Luna en Libra, será fase 3, (Libra signo 3 desde Leo). La técnica se ajusta a posteriori con las particularidades más conocidas asociados al ciclo de la Lunación y al resto de los elementos del tema.
Ernesto Cordero.
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