Y Jesús dijo: Estas cosas no se pueden decir en voz alta, ni pueden ser escritas; son lo mensajes del país del Silencio; son las Respiraciones del corazón íntimo de Dios...
Quien ha visto al hijo, ha visto al Padre, pues en el hijo el Padre se ha revelado. Os he dicho muchas veces que lo que digo y hago no son las palabras y obras de los hombres; son las palabras y obras de Dios, que vive en mí y yo en Él.
Y ahora debo partir, pero pediré a mi Padre-Dios, os envíe otro Consolador que permanecerá con vosotros. Este Consolador de Dios, el Santo Aliento, es uno con Dios, pero el mundo no puede recibirlo porque no lo ve, no lo conoce. Pero vosotros lo conocereís, pues morará en vuestra alma.
No os dejo sin compañía, pues en el Cristo, que es el amor de Dios manifestado a los Hombres, estaré con vosotros constantemente.
Todavía hay muchas cosas que decir; cosas que esta edad no puede recibir, pues no puede comprender. Os digo, que antes de que venga el gran día del Señor, el Santo Aliento desvelará todos los misterios.
Los misterios del alma, de la vida, de la muerte, de la inmortalidad, la unión de un hombre con todos los demás hombres y con Dios. Entonces el hombre será conducido a la verdad y el hombre será verdad.
de El Evangelio de Acuario de Jesús el Cristo