Los misterios de los sueños:
Las visiones que llegan a nosotros por la noche pueden ser tan enigmáticas, tan interesantes, tan temibles, y pueden estar tan cargadas de información, que casi todas las culturas importantes les han atribuido una gran importancia. Algunos pueblos llegaron a la conclusión de que los sueños estaban causados por demonios; otros, que procedían de divinidades. Se explicaban los sueños como recuerdos del alma humana, que vagaba separada del cuerpo durante el reposo; como mensajes de los parientes muertos; como fantasías puras y creativas; incluso, como la ordenación durante el reposo de los sucesos recientes, por parte de la mente. Al menos una cultura antigua afirmó que los sueños eran impulsos inconscientes del «alma» que afloraban en la mente consciente durante el reposo. ¿A qué conclusión podemos llegar a la vista de este amasijo de concepciones enfrentadas? Quizás debamos empezar por estudiar la naturaleza de la conciencia humana.
Las dos mentes
Los místicos de todas las épocas han afirmado que poseemos dos mentes: la mente consciente, que utilizamos en nuestras actividades diarias, y la mente subconsciente (o videncial), que asume el control durante el reposo. (Las últimas teorías sobre la diversidad de las funciones de los dos hemisferios del cerebro parecen concordar con esta teoría.) La mente consciente es hábil a la hora de sumar cantidades, leer, formular teorías, ordenar al cuerpo que realice tareas de precisión, conducir un automóvil y otras actividades. Despierta cuando despertamos, y reposa durante el descanso nocturno. Se ocupa del mundo material, de la comunicación oral y escrita, de las cuestiones económicas y de otras tareas de la vida diaria. Nuestra sociedad atribuye una gran importancia a la mente consciente. Con ella hemos creado nuestras civilizaciones, nuestras costumbres, nuestros avances tecnológicos, nuestros sistemas jurídicos y todos los demás aspectos de nuestras vidas diarias durante la vigilia. La educación consiste en gran medida en formar nuestras mentes conscientes para que funcionen en armonía con otras mentes conscientes. La mente inconsciente es mucho más misteriosa. Su esfera es la del reposo, los sueños, la espiritualidad, la conciencia videncial y la intuición. Normalmente, la mente videncial sólo sale de su reposo diario cuando estamos echados y quietos durante la noche (aunque las corazonadas pueden ser mensajes que proceden de este plano de la conciencia). Cuando estamos despiertos, la mente consciente bloquea la comunicación con la mente subconsciente. Sencillamente, no permite que la información que procede de la otra mente irrumpa en nuestra vida de la vigilia. Esto es consecuencia directa de muchas de las enseñanzas que recibimos en nuestros primeros años: «No sueñes despierto.» «Presta atención.» «¡Concéntrate!» «La conciencia videncial no existe.» Algunas personas son capaces de utilizar la mente videncial durante la vigilia: los videntes, los muy sensitivos, los místicos, los artistas y los escritores. No cabe duda de que la mente videncial también actúa durante los rituales espirituales y religiosos. No obstante, normalmente ni siquiera somos conscientes de su presencia... salvo en nuestros sueños. Solemos considerar que los sueños son irracionales o fantásticos debido precisamente al hecho de que no están sometidos al control de la mente consciente. El estado onírico no tiene limitaciones de tiempo ni de espacio; opera dentro de una realidad alternativa. En nuestros sueños pueden aparecérsenos los muertos; podemos visitar lugares lejanos y movernos a través del agua como peces o volar como pájaros. Libres de todas las leyes físicas, la mente subconsciente nos hace emprender viajes profundamente simbólicos.
Fuente: "El sueño sagrado" de Scott Cunningham