Nadie puede dejar de reconocer que la belleza física es un factor deseable y deseado, y que en primera instancia, puede abrir muchas puertas.
Pero más allá de favorecer un primer acercamiento, no asegura nada.
La belleza física, de por sí, no puede asegurar la perpetuidad o la continuidad de los sentimientos despertados por la persona que la posee.
La belleza interna, la belleza del espíritu, en cambio, puede perpetuar los sentimientos y hacer que los mismos perduren, incluso después de la muerte... y en el recuerdo.
Y además, con la belleza interior sucede un fenómeno opuesto a lo que sucede con la belleza externa.
El paso de los años desluce inexorablemente las bondades del cuerpo. Y aunque se lo cultive y hasta se lo someta a cirugías, su belleza decrece con los años.
En cambio, para quienes cultivan lo lindo de su interior, con el paso del tiempo ocurre lo contrario:
El cuerpo envejece, pero el espíritu se hace cada vez más noble y más hermoso.
Por eso cuidemos nuestro cuerpo, es importante. Pero fundamentalmente cuidemos nuestro espíritu, ya que es muchísimo más importante.
Y enseñemos a cultivar y valorar la belleza interior.
Esa, que es la que despierta sentimientos verdaderamente auténticos y duraderos, que son, en definitiva... los únicos que sirven.
El que no lleva la belleza dentro de alma, no la encontrará en ninguna parte.
"El mejor cosmético para la belleza es la felicidad."
Condesa de Blesington
" Comprender la belleza significa poseerla."
Wilhelm Lübke
http://www.marialuzdivina.com/docs/vi/seis61.php