Castigada, criticada, rechazada…la homosexualidad ha sido durante muchos años no solo vista como una enfermedad sino también maltratada y apartada por la sociedad. Hay un largo recorrido de historia que la califica y la define desde diferentes visiones, culturas y connotaciones científicas. Ahora bien ¿cuál ha sido su recorrido desde la Psicología?
A principios del S.XX, la homosexualidad desde el punto de vista Psicológico era tildada de patológica o trastorno mental. Distintos tipos de terapias como las correctivas (castigo y reforzamiento positivo), las psicoanalistas (conflictos vividos por el sujeto) o incluso la intervención de cirugías cerebrales (para destruir parte del hipotálamo y controlar el comportamiento sexual) eran comunes. Pero tras ser sometida a una sistemática investigación, finalmente en 1975, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) la retiró de su manual diagnóstico. Del mismo modo, la OMS (Organización mundial de la salud) lo hizo en 1990.
Desde aquí, me gustaría dedicar este post a todas aquellas personas que sufren por miedo a ser bautizadas de extrañas en su condición sexual. Desde aquí, desear el bienestar y la felicidad del individuo sea cual sea su orientación sexual. Por ello y siguiendo un interesante documento, publicado por la “American Psychologyical Association”, pretendo en este post, resolver algunas cuestiones que han sido erróneas en torno a la homosexualidad.
En primer lugar sería interesante preguntarnos; ¿Qué es la orientación sexual?
La orientación sexual de una persona es aquel patrón de atracción emocional, romántica y/o sexual hacia hombres, mujeres o ambos sexos. Ciertamente esta orientación sexual da un sentido de identidad personal, dentro de una comunidad y un grupo. Al mismo tiempo, esta variedad de orientaciones ha dado lugar a que, en muchos lugares y culturas del mundo, hubiera la necesidad de definir etiquetas de identidad (gays, lesbianas, bisexuales y heterosexuales). Pero vayamos más allá. La orientación sexual no solo define una característica personal de un individuo sino que también define al grupo en el que una persona pueda establecer las relaciones de amor, apego, valores compartidos y apoyo mutuo.
Dicho esto y a primera vista, parece fácil, que alguien pueda definir su orientación sexual cuando es común a la mayoría pero resulta un proceso lento cuando un individuo descubre que su orientación sexual no se corresponde a lo estipulado por la sociedad. Este proceso puede ser variopinto y depende de muchos factores. Por una parte, es habitual que muchos individuos tengan experiencias distintas antes de asignarse a sí mismas una etiqueta para definir su propia orientación. Por otra parte, también es habitual que se desarrollen mecanismos defensivos para no aceptar una realidad que no está de acuerdo con lo dictaminado por la sociedad, e incluso a veces por uno mismo.
No cabe decir que los prejuicios y discriminaciones que puede llegar a sentir una persona homosexual o bisexual, no solo son muy dañinos a nivel psicológico sino que también están llenos de presión y juicio.
¿Cuál es el impacto psicológico de esos prejuicios y discriminaciones?
Prejuicios y discriminaciones tienen un impacto psicológico tanto social como personal. En lo referente a lo social puede decirse que se da un trato desigual en por ejemplo; el matrimonio, la crianza de los hijos, o el reconocimiento de relaciones. Esto puede acarrear consecuencias negativas para el individuo, especialmente si las personas homosexuales y/o bisexuales intentan ocultar su orientación sexual. Entre estas consecuencias podemos encontrar problemas de estrés, ansiedad y depresión, entre otras, afectando de manera seria el bienestar del individuo.
¿Es la homosexualidad un desorden mental?
No. Décadas de investigación y experiencias clínicas, han demostrado que tanto los aspectos de la conducta heterosexual como la de los aspectos del comportamiento homosexual y bisexual, son aspectos normales de la sexualidad humana y no pueden ser clasificados de trastorno mental.
Errores comunes en torno a la percepción de objetivos y valores
Un error común es creer que tanto homosexuales como bisexuales tienen metas distintas a los heterosexuales en cuanto a vínculos se refiere. Tanto la investigación como las estadísticas apuntan que la satisfacción de la relación, compromiso y estabilidad es la misma, sea cual sea la orientación sexual del individuo. Por datos tenemos que; entre el 40% y el 60% de los hombres homosexuales y entre el 45% y el 80% de mujeres lesbianas, están actualmente vinculados en una relación estable. De la misma manera el deseo por formar una familia es el mismo y aunque hay pocas investigaciones al respecto, las hechas hasta el momento indican que los niños de padres homosexuales y/o bisexuales, disfrutan de una vida social buena, con padres, compañeros y familiares. En cuanto a los estudios sobre la personalidad, autoconcepto y problemas de conducta. de estos niños, se ha encontrado que hay poca diferencia con los de hijos de heterosexuales.
Hasta aquí, espero haber aclarado algunas dudas sobre este estigma social que tanto ha dado que hablar y que tanto sufrimiento ha traído a muchos. En resumen, puede decirse que existen tres orientaciones sexuales normales en el individuo. Estas son; la heterosexual, la homosexual y la bisexual. También puede decirse que las dos últimas no son ninguna patología mental y que según las investigaciones de las que disponemos, los hijos de parejas tanto bisexuales como homosexuales no presentan problemas muy diferentes a los que presentan los hijos de parejas heterosexuales. En definitiva; sea cual sea la orientación sexual de una persona, lo importante es su bienestar, amar y vincularse de manera satisfactoria.
Bibliografía
Answers to Your Questions For a Better Understanding of Sexual Orientation and Homosexuality
http://www.apa.org/topics/sexuality/index.aspx