Los sueños nos hablan de nuestros propios miedos, ilusiones y proyectos más profundos. Aprender a descifrarlos nos ayudará a conocernos mucho mejor.
Los sueños son mensajes existenciales que nos ofrecemos a nosotros mismos, lecciones magistrales de vida que nuestro sabio interior nos brinda. Ese soñador interno crea un sueño, una obra maestra con la que trata de captar nuestro interés para ayudarnos a incrementar nuestra conciencia acerca de algún aspecto importante de nuestra realidad personal a la que debemos prestar atención. Pero, ¿cómo podemos llegar a entender un lenguaje tan inescrutable y pintoresco? ¿Cómo descrifrar el mensaje que nos ofrecen nuestros sueños?
Algunas claves para que podamos trabajar en la interpretación de los sueños son:
Primero, introducir un cambio en nuestra actitud: dejar de considerar los sueños como algo que recibimos y empezar a vivirlos como algo que creamos nosotros mismos. Es decir, somos los productores de nuestros miedos: somos nosotros quienes escogemos el guión, los personajes, el escenario, los decorados,… y dirigimos la totalidad del espectáculo. Esto nos ayudará a reconciliarnos con nuestros sueños y a dejar de verlos como algo misterioso y sin relación alguna con nuestra vida.
En segundo lugar, nosotros somos la estrella de nuestros sueños: somos todos y cada uno de los personajes y elementos del escenario onírico, los cuales representan determinados aspectos de nuestro yo. Así, todos y cada uno de los elementos del sueño son fragmentos de nuestro ser que se representan mediante esas imágenes simbólicas.
El objetivo fundamental de trabajar con un sueño es apropiarnos de nuevo de esas partes nuestras que hemos proyectado (lanzado hacia afuera). Para ello, necesitaremos identificarnos con ellas, vivirlas conscientemente para poder captar plenamente su significado. ¿Qué significa esto? Vamos al proceso que hemos de seguir para alcanzar este objetivo:
1. Hemos de identificar los elementos principales del sueño. Para ello, es importante escribir el sueño lo antes posible en una libreta o diario de sueños.
2. Como si fuese una obra de teatro, trataremos de ubicar y distribuir los personajes del sueño en un escenario. Nos podemos valer de cojines para situar a cada uno de ellos.
3. Nos colocaremos en el lugar del primero de los personajes, es decir, nos identificaremos con él y diremos quienes somos y cuál es nuestra intención o función en esa obra, en ese sueño. Es importante que nos tomemos unos instantes para conectar con el personaje y poder meternos en su piel antes de empezar a hablar. Ej. Tomo el lugar de uno de los personajes, un león, y podría decir: “Soy un león, un animal fiero e impulsivo. No tengo en cuenta las consecuencias de mi carácter, únicamente satisfago mis necesidades”.
4. Después de habernos presentado, nos dirigiremos al personaje del sueño con el que interactuamos y le expresaremos qué sentimos hacia él y qué pretendemos.
5. Aplicaremos esta dinámica de presentación y diálogo con el resto de los personajes.
6. Una vez hemos interactuado con todos los personajes, saldremos del escenario y nos pondremos frente a ellos, en el lugar del director y nos plantearemos una serie de cuestiones:
- ¿Qué sentimiento nos produce esta situación?
- ¿Qué tiene que ver esto con mi vida? Ej. El sentimiento de impotencia, de no saber cómo liberarme del león, de no controlar mis impulsos,…
- ¿Qué sería necesario en esta obra para resolver el conflicto? Ej. Aprender a domar el león,…
- ¿Qué es lo que más te llama la atención de esta obra?
- ¿Cómo podrías aplicar esta información a tú vida? Ej. Necesito ayuda para aprender a controlar mis impulsos,…
Cada uno de nosotros guarda la llave del significado de nuestros sueños. No hay una interpretación única, sino que va a depender de qué es para mi ese personaje (un león, una montaña,…). Para interpretar nuestros sueños, por lo tanto, es de suma importancia que seamos nosotros mismos quienes indaguemos sobre el significado que tienen cada uno de los elementos o símbolos de nuestras producciones nocturnas.
Extracto de artículo de Revista Mente Sana. Autor: Sergio Huguet.