Las malas experiencias en lo amoroso pueden provocar una aversión al amor. El sujeto que ha sufrido desengaños amorosos puede experimentar un miedo al amor y al compromiso, pues no desea sufrir.
El amor es un sentimiento generoso, vital, carente de egoísmo, sincero, que nos llena de esperanza. Pero muchas veces se ve opacado por diversas circunstancias que terminan por destruirlo. Es entonces que puede surgir el miedo al amor, a repetir la experiencia dolorosa.
Las malas experiencias nos llenan de desesperanza y pesimismo. Es natural tender a huir de las experiencias dolorosas, pero ese no es el camino, lo mejor es afrontarlas y trabajarlas hasta lograr extraer lo positivo de haberlas vivido y sus enseñanzas.
Causas del miedo al amor:
El miedo y la culpa suelen apoderarse de aquellos que han sufrido desengaños amorosos, hasta tal punto que sienten pánico ante la posibilidad de volver a enamorarse, de confiar en alguien. Suelen asociar el amor con el dolor, ya que sus experiencias así lo indican. Por ello tienden a ver negativamente todo lo relacionado con el amor, compartir, negociar, aceptar los defectos del otro, sus intereses, sus valores y gustos, convivir. Es entonces que se adoptan límites para las relaciones y esto condiciona las posibilidades de volver a acceder al amor.
El miedo restringe la libertad que es necesaria para una vida plena y para llegar a la felicidad y al amor.
La felicidad no consiste en estar libre de compromisos, ataduras o dolor. La soledad no es sinónimo de libertad.
Las personas que viven a la defensiva para no sufrir no viven más tranquilas, sino que viven limitadas. El sufrimiento es parte de la vida e inevitable.
El miedo a la pérdida impide el relacionamiento adecuado. En ocasiones se encuentra a la persona que despierta sentimientos, pero antes de que la relación se instale, se levantan automáticamente las defensas creadas y se adopta la postura de negativa ante el compromiso. Esta es una actitud egoísta ya que se niega a compartir la vida con alguien por miedo a sufrir.
Lo correcto sería dejarse llevar ante la atracción por la otra persona sin resistirse, pero son pocas las personas que están dispuestas a actuar naturalmente frente al encuentro con el otro y al compromiso.
Ni bien dos personas se encuentran, cada una de las dos comienza a especular y a tratar de bucear en el intrincado interior del otro para conocerlo y entonces así poder desplegar toda la gama de artilugios para conquistarlo y si es posible dominarlo.
Pocos son los que se dejan llevar pasivamente frente a un fenómeno tan común y difícil como es la relación de pareja y se atreven a ser como son. Para que una relación llegue a estrecharse necesita de la sinceridad y honestidad, esto es lo que realmente evitará el sufrimiento.
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