Recibes una llamada a las 9 de la mañana, es tu amiga (o esposa) que te cuenta que amaneció con el cabello fatal (aunque sabes que realmente no es así), que encontró una fila impresionante de coches para ir a la oficina (pero al final logró llegar a tiempo) y dentro de poco tendrá una reunión con el odioso del jefe (aunque a veces te preguntas cómo hace el jefe para soportarla a ella). Y esto se repite cada día… al infinito… Por supuesto, cuando le encuentras cara a cara el rosario de dificultades cotidianas que tiene que enfrentar es aún mayor y más dramático.
Pues bien, esta persona es lo que se conoce como la “reina del drama” (o el “rey del drama”, que esta problemática no es exclusivamente femenina). Se trata de personas que reaccionan con emociones exageradas ante los eventos cotidianos de la vida y maximizan los problemas hasta niveles verdaderamente increíbles.
Ahora los científicos están dando sus primeros pasos para comprender qué sucede en estas personas y por qué manifiestan estos rasgos tan destructivos. En los casos extremos, se llega a diagnosticar un trastorno de personalidad borderline.
Pero… ¿qué trauma conduce al drama? En algunos casos un trauma infantil es el factor desencadenante. De hecho, según investigaciones recientes, los niños que han sido víctimas de abusos o que han vivido desastres naturales tienden a presentar afectaciones químicas a nivel cerebral en las áreas relacionadas con el humor. Esto los convierte en personas hipersensibles ante la estimulación y presentan dificultades para valorar adecuadamente las pistas sociales.
La negligencia de los padres en la educación de los niños también puede ser un factor determinante. Quienes no se han sentido amados en su infancia, en la edad adulta tienden a representar historias para atraer la atención y el cariño de los que le rodean.
Sin embargo, no toda la responsabilidad recae en el medio social, los genes también desempeñan su papel.
No obstante, más allá de las causas que originan o desencadenan este tipo de comportamiento; lo cierto es que vivir con una “reina del drama” es un verdadero “DRAMA”, con letras mayúsculas. Y es que quienes viven o trabajan con este tipo de personas se sienten bombardeados diariamente con una serie de problemas menores y acusaciones que al final terminan causando malhumor, ira y cansancio.
Afortunadamente, existen algunos tips que pueden ayudarles a enfrentar esta problemática:
- Establecer fronteras: pon límites de tiempo y espacio a la interacción (algo que se puede poner en práctica si se trata de un compañero de trabajo). Deja bien claro que no tienes todo el día para escuchar sus quejas.
- Sé consistente: no rompas las reglas que has impuesto porque de lo contrario, volverás al punto de partida. Recuerda que a veces estas personas pueden llegar a ser muy manipuladoras.
- Mantén la calma: aunque es difícil, de nada sirve enfadarse y gritar. Además, si reaccionamos dramáticamente esto solo servirá para amplificar la emoción, por ende, escucha con calma hasta donde puedas, utiliza adjetivos de contenido emocional positivo y, cuando no estés dispuesto a escuchar más, hazlo saber inmediatamente.
- Redirecciona: una persona dramática se centrará en lo negativo, saca a relucir los aspectos positivos de la situación.
- Recomienda un psicólogo: al fin y al cabo, estas personas normalmente no se sienten felices y plenas con este papel dramático.
Fuentes:
Small; O. A. (2008) Dangerous Liaisons. Scientific American Mind; Nov-Dic: 18-19.
Goldman, A. (2006) High Toxicity Leadership: Borderline Personality Disorder and the Dysfunctional Organization. Journal of Managerial Psychology; 21(
: 733–746.
Gunderson, J. G. et. Al. (2004) Major depressive disorder and borderline personality disorder revisited: longitudinal interactions. Journal of Clinical Psychiatry; 65: 1049-1056.