De pronto un día te das cuenta que realmente eres supremamente prospero, dentro de ti existe un poco de tristeza al ver que parecías cegado porque no te habías detenido a pensar en todo lo que la vida amablemente te ha entregado, tus padres, hermanos, amigos, pareja, hijos, personas amadas que viven o se encuentran a tu lado y que con la sola presencia tu vida tiene un mayor sentido, tu casa, cama, almohada que te permiten descansar y saber que tienes un lugar en donde guarecerte. Tu trabajo, el viejo auto, la ropa que llevas puesta, los zapatos que calzas cosas que te permiten traer a tu casa un poco más de prosperidad para compartir en familia, el sueldo que devengas cada mes, sin importar si es mucho o poco te permite mantener tus gastos lo mejor posible en este momento, ¡SI QUIERES MAS, NECESITAS MAS!
¿Pero cuando te has permitido agradecer lo que ahora tienes?
Es hora de hacerlo, sólo cuando agradeces lo que hoy tienes Dios dispone más para ti y para los tuyos.
Reflexionas un momento y te das cuenta que casi toda la vida has permanecido cegado con la búsqueda de la felicidad y la alegría, que la satisfacción que tanto deseas no la has podido sentir al 100% , sólo en contadas ocasiones te has dado cuenta que has disfrutado realmente algunos pocos momentos, y te seguías preguntando:
¿Cuándo al fin podré ser feliz?
Hoy te das cuenta que ser feliz es vivir cada momento porque lo más importante es saber que lo único seguro que tenemos es el presente, la vida misma, y que cada mañana que abres tus ojos y te sabes vivo es un maravilloso momento para agradecer una oportunidad más para disfrutar las delicias de la vida en este hermoso planeta.
Entiende que la felicidad esta en ti, Dios no la ha puesto a fuera, Dios es esa fuente poderosa interna con la que podemos conectarnos cuando lo deseemos, de hecho esta conexión es eterna, algunos le dan otros nombres, pero la verdad final es la misma: Amor en toda su extensión, donde no existe la necesidad de tener la razón, y en donde dejamos de juzgarnos los unos a los otros pretendiendo que todos piensen, actúen y vivan la vida como nosotros creemos que es lo mejor.
Sencillamente ser feliz es tener esa conexión con tu fuente espiritual que te lleva de la mano y sabes que lo que haces es algo bueno y que lo puedes compartir con el resto del mundo, estará allí para quienes deseen recibirlo, quienes lo rechacen serán respetados, pero no por ello dejarás de seguir siendo lo que eres. La felicidad es saber que el proceso de la vida tiene sus tiempos, y que cada meta que tienes en mente tiene un comienzo, un desarrollo y un fin y cuando aprendes a vivir todo el proceso con alegría, amor y sintiéndote feliz en el camino habrás aprendido a encontrar la felicidad que esta dentro de ti y que no depende de la cosas, las situaciones o de otras personas.
Recuerda que para atraer a tu vida aquello que deseas lo único que necesitas es estar abierto a recibirlo, no exigirlo, ni desearlo con desespero que causa tensión y ansiedad en ti. Si así lo sientes puedes estar seguro de que aquello que quieres estará cada día más lejos de ti. Mientras que si trabajas por ello y sigues disfrutando tu vida actual, paciente y sonriente, tu meta estará avanzando hacia ti, hasta que se posé frente a ti para que abras tus manos y la tomes. Atraer lo deseado es Pedir, lanzando esta petición desde el corazón y sintiendo la firme seguridad de que tu pedido ya ha sido concedido y luego con fe y confianza actuar como si ya no tuvieras ninguna duda de que eso ya es tuyo.
Hoy decide pensar que eres un ser humano rico, prospero y abundante, que la naturaleza lo es y no se detiene a preguntar que pasará mañana, sigue trabajando un día a la vez y logra que todo crezca en un orden preciosamente perfecto. Así lleva tu vida, y tus sueños se harán realidad de manera indudable.
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