Observar cuál es nuestra actitud a la hora de seducir. ¿Nos paralizamos? ¿Nos ponemos ansiosos? ¿Estamos expectantes de lo que haga el otro? ¿Nos relajamos?
Chequear con qué disposición está la persona que nos atrae: ¿evasivo, inseguro, indiferente, motivado?
Estar convencido de que todos tenemos temas interesantes para compartir de a dos.
Apoyamos en nuestras potencialidades, virtudes o capacidades.
No embarcamos en conquistas imposibles que nos garanticen una futura frustración.
Animamos a acercarnos a quienes nos den señales de estar disponibles para el amor.
Ser cautos a la hora de dar información sobre historias de amor pasadas.
No abrumar al otro con anécdotas que nos alejan del contacto amoroso.
No planificar ni especular con lo que va a suceder. Vivir el presente, el aquí y el ahora.
Estar atento a lo que sucede en el momento. No fijarse a situaciones Imaginarias.
Animarse a mostramos como somos, ser auténticos.
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