Según algunos puntos de vista, el fracaso no existe. Porque una persona fracasa sólo si deja de intentar el triunfo. Es una idea sugerente aunque no es muy razonable.
El comportamiento humano siempre se compone de intentos. Y detrás de cada intento hay, o bien un triunfo o bien un fracaso. Eso está perfectamente claro. Ninguna tentativa queda sin tener consecuencias.
Cuando intentas ganar algo de dinero: o lo consigues o fracasas. Cuando intentas convencer a alguien de tu punto de vista: o lo logras o no. Y así sucede con todas las cosas. No tiene mucho sentido negar las consecuencias de nuestros actos.
Se olvida también que es crucial reconocer con claridad si se tuvo éxito o no. No se debe andar con ambigüedades. Porque la conducta que debe seguirse después del intento depende de si se tuvo un acierto o un desatino.
No debe tenérsele miedo a los fracasos porque son parte inseparable de todo lo que emprendemos. Si tenemos un fiasco pues hay que reconocerlo con claridad. Si no, no habrá forma de que hagamos algo por enmendar el error. Después de todo, si negamos haber fracasado ¿por qué habríamos de aprender o hacer algo distinto?
Por eso digamos que sí a los fracasos, ellos son los que nos dicen dónde no buscar el triunfo. Y, por lo tanto; nos señalan dónde sí podemos encontrarlo. No son los fracasos un acontecimiento triste o desalentador que debemos ocultar avergonzados. Todo lo contrario, es la medida de cuánta dificultad enfrentan nuestros proyectos. Y eso dará la medida también de cuánto mérito representará el éxito cuando lo alcances.
Los fracasos no hacen otra cosa que acelerar el triunfo. Porque se aprende muchísimo más de ellos que del éxito. Uno puede incluso haber acertado por casualidad y no darse cuenta de nada. Pero si fracasa, auque sea también por casualidad, siempre se detiene a analizar las causas. Y por ese motivo hace a veces importantes descubrimientos que catapultan sus acciones hacia la victoria.
Nunca desaproveches la oportunidad de fracasar. Cuando falles reconoce que lo has hecho. Y comienza a aprender de tus errores, no los ignores ni los disimules. Porque tal vez no tengas tan buen momento para darte cuenta de detalles vitales. Pero sobre todo, aprovecha las oportunidades que te da el fracaso. Todo plan frustrado trae aparejado nuevas oportunidades. Encuéntralas y úsalas para convertir tus reveses en victorias.
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