Entendernos a nosotros mismos es el primer paso para poder actuar sobre la determinación de nuestra felicidad.
La vida, es como es, con sus circunstancias, y nos corresponde a cada uno, el decidir ser feliz, aunque para muchos, antes situaciones adversas, el ser feliz es un nivel que les cuesta alcanzar.
Nos cuesta ser felices porque no podemos – sabemos disfrutar de las deliciosas menudencias cotidianas, puesto que nuestra mente suele estar entretenida en pensar y repensar en nuestros problemas, muchos de ellos, ideados por nosotros, sin por el momento poder ser una realidad.
Si el ser feliz es una cuestión de decisión, ¿entonces, por qué no somos todos felices?
Hemos de entender que existe un espacio entre lo que se piensa y lo que se siente, si no se aprecia esa corta distancia, no se comprende esa elección que nos queda para decidir ser feliz. Mucha gente no toma consciencia de esa distancia, por lo que la felicidad no es una decisión, ya que ni siquiera es consciente de la existencia de ese hueco entre lo que le pasa y cómo se siente, pues en este sentido está ciega.
Por tanto resulta esencial que las personas se den cuenta de ese espacio entre lo que les pasa y el como se sienten, para, a partir de ahí, que la felicidad comience a estar en sus manos y no en las de otros o en las circunstancias externas.
Hemos de tratar de observar nuestras reacciones automáticas, tanto en nuestras acciones como en nuestros pensamientos automáticos, para después pasar a tomar control sobre ellos, y poder decidir lo más adecuado.
Como el auto-observarnos es algo a lo que no estamos habituados, en parte por las prisas con que vamos por la vida, hemos de comenzar haciéndolo primero, en situaciones caseras, mientras realizamos actividades que nos resulten sencillas, para después pasar a tareas más complejas, así poco a poco cambiaremos las reacción automáticas, por nuestras conscientes y propias acción, para así ser nosotros quienes llevaremos el timón, en todo momento.
Aunque conscientemente decidamos ser felices, no es tan fácil, porque tenemos que desprogramarnos de la parte emocional, que de forma automática llevamos dentro. La auto-observación puede ser nuestra gran aliada, para ello.
Es importante para ser felices practicar el desapego, pues no podemos ser felices si pensamos que nuestra felicidad depende de estar con determinada persona, de tener ese empleo, de poseer ese bien, de llegar a ese sitio… Aunque sea muy duro, hemos de desapegarnos de todas esas ilusiones del tener, del conseguir, del ser…
Por tanto para ser felices, primero deberíamos observarnos y entendernos mucho a nosotros mismos, al tiempo de comenzar a restarle importancia a todo para dejarlo en la medida adecuada, pues si todo es tan importante nos estaremos estresando y no podremos disfrutar de lo que nos sucede en cada momento.
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Se cuenta que un discípulo de un respetable sabio estaba extrañado y sorprendido de que su maestro estuviese siempre sonriente y feliz, a pesar de las dificultades que tenía en Ia vida. Intrigado, un día, le preguntó:
-Maestro, ¿cómo es que siempre se te ve tan contento y satisfecho?
A lo que el maestro le respondió:
-Amigo mío, no hay secreto alguno en esto. Cada mañana cuando me despierto me hago esta pregunta a mí mismo: ¿Qué escojo hoy? alegría o tristeza, y siempre escojo alegría.
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Convertirse en espectador de la propia vida es escapar del sufrimiento de la vida.
Oscar WiJae.
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La felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante.
Antonio Gala.
Dver.
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