Hablar de disciplina nos puede parecer la renuncia a la libertad, pues de alguna forma nos estamos diciendo lo que nos conviene hacer.
Algunos hablan de autodisciplina porque parece un término más suave, menos marcial, menos militar. Tal vez no sea necesario suavizar el proceso de incrementar la disciplina en uno mismo, puesto que aunque es un esfuerzo duro, vale la pena pues redunda en la consecución de nuestros resultados.
Si lo que se ha de hacer no motiva, posiblemente lo que suceda es que no gusta lo que se hace, y ahí se tiene un problema distinto al de la autodisciplina, y es que lo que se quiere hacer probablemente no está alineado con los valores que se tienen.
La libertad y la disciplina son opuestas y complementarias, pues la libertad sin disciplina es como un país sin defensa. Ha de haber conciencia en la mente, amor en el corazón y rectitud en la acción.
El estilo disciplinario establece la calidad de la comunicación y el ambiente o clima emocional, que a su vez, determinan la efectividad de las estrategias disciplinarias que se utilizan.
No es posible ningún proceso de aprendizaje sin disciplina, puesto que ha de existir una exigencia que obliga al principiante a mantenerse atento al saber que se le propone, y a cumplir los ejercicios que requiere el aprendizaje.
La disciplina ha de surgir desde la libertad, pues si la disciplina se funda en la libertad, esta debe ser necesariamente activa. No conviene considerar a un individuo disciplinado sólo cuando se le ha reducido forzosamente al silencio o a la inmovilidad, pues en este caso hablaríamos de una persona aniquilada, no disciplinado.
Denominamos persona disciplinada, a aquella que es dueña de sí misma, y por lo tanto puede regular su propia conducta, cuando resulte necesario, para seguir alguna norma de vida.
Se ha de tener disciplina para:
Ser capaz de inventarse a sí mismo, aunque no le sea lo más cómodo, por su herencia biológica y sus circunstancias ambientales.
Adaptar el entorno a sus necesidades en lugar de resignarse sencillamente al que ya existe.
Compensar con apoyo social sus deficiencias no racionales.
Romper las posibles fatalidades hereditarias en favor de elecciones propias.
Salir de la esclavitud por aquello sin lo cual no podríamos vivir.
Conseguir voluntad para realizar las cosas necesarias, más allá de hacer simplemente lo que divierte.
La ignorancia no suele ser ni siquiera inquietante, mientras que saber un poco abre el apetito a saber un poco más, por lo que vale la pena autodisciplinarse.
Existen dos tipos de indisciplinados: el que posee la capacidad de someterse a una disciplina, pero renuncia a ello, y el incapaz, que aunque quisiera someterse a ella, no podría hacerlo. Uno de los tipos tiene libertad de elección, el otro no. Nuestra libertad es mayor, cuando más son las posibilidades entre las que podemos escoger.
Disciplinarse para tener libertad
Sé consistente, conservando la congruencia a lo largo del tiempo.
Sé congruente, actuando tal y como dices que se debe de actuar.
Escucha, no interrumpas para dar tu opinión, regañar o sermonear sin tener toda la información, trata de comprender más desde la perspectiva de la otra persona, y no sólo desde la tuya.
Emite tus opiniones aclarando que son sólo eso, opiniones, puesto que nadie es dueño de la verdad absoluta.
Clarifica los valores prioritarios de tu vida y las reglas que de ello se deriven.
No trates de corregir según el humor del día o del momento, si has decidido no permitirte algo, no cedas porque estés de buenas, al igual si has decidido permitirte algo no te lo prohíbas, sólo porque estás de malas.
Refuerza más aquello en lo que eres hábil, para que seas mejor. Si refuerzas aquello sobre lo que no eres hábil, perderá valor todo aquello en lo que sobresales.
Ten paciencia en hacer las cosas a tu manera y no como otro espera que las hagas.
Respeta tus tiempos de aprendizaje y tu velocidad de respuesta, aunque estén por debajo o por encima de los de otro.
Respeta siempre tu dignidad, puesto que, has de tener autodignidad para merecer ser tratado con respeto y amor, y tener así autoestima.
Muestra tu afecto, manifestándote de manera clara, mostrando a los demás que los amas sin condiciones.
No permitas que te traten de manejar con chantajes o haciéndote sentir culpable. La culpa sólo produce remordimiento pero no genera conductas de cambio constructivo. La responsabilidad no debe confundirse con la culpa, pues la responsabilidad genera respuestas de cambio constructivo.
Por lo general ninguna persona quiere aprender, desde una posición libre, aquello que le cuesta trabajo asimilar y que le quita el tiempo precioso que desea dedicar a su ocio, aunque hay muchas materias a aprender que le incrementan la libertad.
Cuando hay verdadera libertad para pensar y descubrir, y cuando uno puede llegar a saber alguna cosa, se es libre.
Es importante ser capaz de examinar, no sólo aceptar, todos los valores creados por la tradición, ni todas las cosas que la gente ha dicho que son buenas, beneficiosas y valiosas.
El disciplinado no es aquel que obedecer al que manda, sino el que subordina sus actos diarios a un principio no inmediato, a sus metas y objetivos, lo que le supone la puesta en práctica de la visión, de medio y largo plazo, para lograr lo que quiere.
La disciplina es indispensable para tener lo que uno quiere. No se pierde libertad por la disciplina, al contrario se gana libertad, porque con disciplina se realiza lo que se debe hacer y se obtiene lo que se quiere.
En conclusión, que disciplinarse es hacerse independiente y libre. El que no sigue una disciplina es posible que siga mandatos de otro, por lo que puede llegar a estar realizando actividades inútiles y dañinas, mientras pasa el tiempo y no logra alcanzar sus deseos.
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El mejor maestro es el que te enseña que no necesitas maestro.
A. de Mello.
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Si quieres encoger algo, primero debes estirarlo.
Si quieres debilitar algo, primero debes fortalecerlo.
Si quieres eliminar algo, primero debes apoyarlo.
Si quieres conquistar algo, antes debes entregarlo.
Eso se llama clarividencia sutil.
Tao Te King.
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La disciplina sin libertad es tiranía, la libertad sin disciplina es caos.
Cullen Hightower.
Dver.
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