“La verdad no cabe en un único sueño, necesita millones de sueños para poder manifestarse.” Las mil y una noches.
Cuando la realidad cotidiana se desploma sin un motivo aparente a tu alrededor, significa que ha llegado el momento de emprender el verdadero camino de la búsqueda.
El ser humano ha nacido para caminar.
El desarrollo de la civilización nos ha conducido al sedentarismo, a asentarnos y mantenernos quietos tanto a niveles físicos como espirituales. Hemos construido la sociedad del “bienestar” para aplacar la necesidad inherente al hombre de permanecer en continuo movimiento. Poco a poco, nos hemos acomodado en las rutinas de ciudades y pueblos, dándonos comodidades y placeres físicos para silenciar, en el ruido del sistema capitalista, nuestra verdadera esencia.
“El ruido es el medio convencional establecido para sobrepasar la voz de la conciencia” Pearl.S.Buck
Pero ahora, algo es distinto.
No sólo estamos presenciando el desplome de un sistema injusto e implacable, si no que empezamos a ser “conscientes” de que hemos sido arrastrados y esclavizados a una espiral que poco tenía que ver con nosotros mismos.
Por fín, nos alejamos para contemplar desde fuera. (Alguna cadena hemos tenido que romper para poder hacer tal cosa).
Desde arriba, lejos del ojo de la tormenta todo se ve mucho más claro. Se oyen voces valientes desvelando el secretismo y la conspiración de corporaciones, políticas y religiones rendidas al poder oscuro del dinero. Se sienten las injusticias, la esclavitud, la angustia de nuestros congéners con una empatía que jamás antes habíamos experimentado. Del mismo modo, en ese circuito de transmisión que empezamos a percibir, la valentía, la decisión y el poder transformador de los “visionarios” también forma parte de nuestras emociones.
Y sobre todo, alejados, por encima de aquello que empieza a desquebrajarse por la propia inercia de la putrefacción, sentimos en nuestra propia piel, por primera vez, la sutil tensión entre las dos polaridades de nuestro ser.
Desubicados comenzamos a divagar.
Estamos perdidos sin habernos movido “aparentemente” de la cotidianidad donde nos habíamos anclado. No sabemos que queremos, ni que buscamos, ni por qué esta tensión de nuestro interior se manifiesta ahora de manera tan clara.
Nuestra visión ha cambiado.
De repente el cristal con el que contemplábamos la realidad se ha limpiado y nos procura una óptica distinta.
Las corrientes universales de este sagrado momento, (que poco tiene que ver con la muerte de un sistema), nos han permitido “iluminar” nuestra verdadera esencia.
Esos momentos puntuales de manifestación cósmica, han iluminado el espíritu planetario, que a su vez, (ya que somos parte imprescindible de ese logos) nos ha ido reportando luz sobre nosotros mismos.
Inconscientemente nuestro cuerpo físico y emocional ha encendido la luz de nuestro interior mostrándonos a la Madre, Espíritu de la tierra, (átomos, genes para crear el cuerpo), pero también a nuestra desconocida, “Chispa Espiritual”, (Alma-Vida-Inteligencia).
Al manifestarse a la vez ambos extremos, el cuerpo ha creado una tensión que se ha expresado con todos nuestros vehículos inferiores.
La gran masa de hombres de “buena voluntad”, ha experimentado la totalidad por instantes preciosos. Esta vez, no sólo los esforzados discípulos con su gran trabajo meditativo han podido explicarnos, qué y por qué “somos”.
Ahora, y ahí reside el cambio de este tiempo, la gran mayoría hemos podido vivirlo como una expreriencia propia…y no hay más verdad que aquello que nosotros mismo experimentamos.
Busquemos esas experiencias. Encendamos la luz dentro de nuestro interior y dejemos que el consenso entre lo egocéntrico (la Madre, la sustancia, lo involutivo) y lo exocéntrico, (el Padre, lo divino, lo evolutivo), creen su propio campo de manifestación.
(Hasta las grandes corporaciones “notan” que nuestra mirada hacia el mundo ha cambiado. Coca-Cola nos anuncia “que hay cosas en las que creer” y Carrefur se enorgullece de apostar por la conciencia medio-ambiental que estábamos demandando.
Si estas grandes empresas, entre otras muchas, se presentan ante el mundo bajo ese nuevo cristal, podemos estar seguros, que saben que se estan dirigiendo a muchísimos potenciales consumidores.
Así que tengamos claro que no estamos solos. Que somos millones de hombres, quienes encarnamos este nuevo y sutil movimiento evolutivo.)
Permitámosnos sentir que estamos perdidos sin ningún miedo o pudor…Ahí tenemos la “gran verdad” y el gran estímulo, para empezar el camino de la búsqueda.
No parece un hecho…sabemos volver a nuestro piso enmedio de una gran ciudad…pero sí, es una sensación tan intensa, que es imposible desoirla.
Empecemos a escuchar a nuestras emociones. Nuestra Alma se manifiesta en el plano inferior a través de ellas…Y pongámonos al servicio del decubrimiento de nosotros mismos, porque el Ser que encarnamos, nos conducirá hasta el verdadero lugar que ocupamos en el universo.
“Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el entero universo”. 1ª Ley del estudiante espiritual.
http://angelesdebarro.com/2011/01/30/algo-es-distinto/